Un trabajo inolvidable
GRACIAS PANADEROS DE BELMEZ
Un trabajo inolvidable
Los que ya somos sexagenarios y algunos mas jóvenes hemos tenido esa oportunidad de vivir situaciones en nuestras vidas irrepetibles, momentos muy duros en la vida cotidiana de nuestros pueblos, momentos donde hacía falta muchas de las necesidades primarias, algunos seguramente no lo notaron, pero otros si lo pasaron de una forma u otra bastante mal, pero eso no fue acicate para disfrutar uno de sus gentes y de los rincones del pueblo de uno, tiempos como he dicho inolvidables, miro la vista hacia atrás y enseguida me viene a la memoria, esos recreos, esos partidos de fútbol, colocando la dos piedras o las dos carteras, siempre corriendo detrás de esa pelota a toda horas, el pueblo con mucho mas habitantes, las maquinillas a tope, el pito de la una de los talleres generales se oía en todas las partes del pueblo, las calles se llenaban de gente con sus monos azules a la hora del almuerzo, en fin trabajo, trabajo, aunque ya empezaban los vestigios de una posible marcha ,ese éxodo que empezó en los años cincuenta y tantos y aún seguimos en nuestra comarca con ese mal que ya llevamos arrastrando sesenta años y sin futuro mejor en cuanto al empleo, de verdad nuestros pueblos envejecen y envejecen y no nos llega esa suerte de poder de nuevo conseguir que esta lacra deje de golpearnos, se y sabemos que por parte de las autoridades competentes, han hecho de todo sin suerte,
sinceramente creo que todos han puesto su ilusión en relanzar esta zona nuestra, y se han dejado el alma en ello, pero si no nos ayudan desde los gobiernos central y autonómicos, la cosa es cada día mas difícil y complicada.
Bueno, sólo quiero en este artículo recordar para homenajear a un grupo de personas, trabajadores de distintas panaderías belmezanas que en aquellos años sesenta, hicieron un servicio ejemplar en sus modelos de trabajo, todos ellos llegaban a las casas de sus clientes en aquellas bicicletas con ese cajón atrás llenito de grandes panes, bollos, dulces y otros, para repartir por esas calles belmezanas y que ningún belmezano se quedara sin su pan diario, había que dar muchos pedales, con una fuerza descomunal, mover aquella bici, a base de piernas y algunas calles de nuestro pueblo no estaban como hoy se encuentra en la actualidad, tuve la suerte de tener a un compañero de colegio que era un figura en este menester, lleva ya mucho tiempo fuera de nuestro pueblo, pero siempre lo recuerdo con mucho cariño, Pablo Tamayo Díaz, también conocí a otros mas, pero en especial a Graciano, todos los días le llevaba el pan a mi tía Flora, era un niño con apenas poco años y trabajó lo suyo en esa época con su bici y su cajón, los otros muchachos que repartían de otras panaderías de igual manera, el servicio de
puerta a puerta era un clamor, las personas que no podían acercarse a la plaza, tenían esta oportunidad de que estos grandes muchachos con su esfuerzo y con esos grandes gemelos en las piernas de tanto ejercicio hacían posible que ese pan calentito llegara a los domicilios de los belmezanos.
BELMEZ, tuvo muchas panaderías a lo largo de su vida cotidiana, hoy continua habiéndolas, y trabajando con el mismo cariño por hacer el mejor pan del mundo y ofrecérselos a sus clientes, los medios han cambiado, todavía te lo acercan pero ya en coches de reparto, decir que la población no es la misma de aquellos años, pero me consta que el cariño por parte de todos los empresarios panaderos, es hacer ese pan para el gusto de sus clientes diarios y ahí en ese trabajo se deja notar ese empeño y esa profesionalidad en corresponder de la mejor forma posible la solicitud de todos los belmezanos que hoy residen en ese núcleo.
Termino sin antes decir y felicitar a un hombre que se ha tirado desde muy pequeñito trabajando en su panadería junto a sus padres, hermano y esposas de ambos, por su jubilación, deseándole lo mejor en su nueva vida y que sea de felicidad junto a los suyos.
Gracias Panaderos de BELMEZ.
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