10 de enero de 2013 | Joaquín Rayego Gutiérrez

Carta abierta a Mª Luisa Díaz-Villaseñor

Estimada Mª Luisa:
Unas palabras para agradecerle –con injustificado retraso− su abnegada labor docente, y para desearle toda clase de bienes en el año que entra.
Mi nombre es Joaquín Rayego Gutiérrez. Fui alumno suyo en la academia “San José”, allá por los años en que hacía el Bachiller (1.961- 1.966).
A través de las páginas en Internet de su sobrino Alberto he tenido cumplidas noticias de Pya- Pueblonuevo, de su gente, y casualmente de Vd., que han llenado mi espíritu de alegría al saber que se encuentra bien, arropada por la familia y siempre al pie del cañón (¡que no recuerdo que faltara ni un solo día a clase..!).
Con dieciocho años empecé a recorrer ese vía crucis de quienes acaban perdiendo a sus padres y sus raíces, para buscar un trabajo y formar una familia lejos del pueblo que le vio nacer.
De aquellos años de palmeta y tentetieso (metodología que en Vd. no era hábito ni vocación), recuerdo con añoranza a mis condiscípulos: Juan Manuel Montoro García, Antonio Valencia Sánchez, Rafael Calderón López, Miguel Ortega Custodio, José Fuentes Luque, Manuel Prieto Morillo, Mª del Carmen Muñoz, Mª Dolores Calatrava, Carmen Maillard, Marcelina, …
Gracias a profesores de su talla humana e intelectual; gracias a unos padres que, aun careciendo de formación académica, se empeñaron en la labor; y gracias a nuestro espíritu autodidacta, pudimos incorporarnos a esa magnífica torre que da en ofrecer nuestros hombros para que sirvan de apoyo a los que vienen detrás.
Qué maravillosa personalidad la suya, que sólo valoramos por el peso de los años pero que siempre reconocimos en su justa dimensión, porque ya forma parte de nuestras vidas, de todo lo que fuimos y de lo que nos habría gustado ser.
Valió la pena que el destino nos deparara a sus alumnos esta cita con Vd.
Me habría gustado decírselo muchos años antes y frente a una olorosa taza de café ( preferiblemente de Mis Nietos, “ el mejor de los cafés…”); esa poción mágica que un día, en que desfallecía nuestra voluntad de estudio y estaba bajo límites nuestro nivel de atención, Vd. misma nos sugirió, como quien desvela la panacea de su extraordinaria vitalidad y dedicación.
Un abrazo muy cordial. Nunca la olvidaré.
Joaquín Rayego. En Sevilla, a 2 de enero de 2013.
P.D: María Luisa Díaz- Villaseñor es una de esas personas con las que su pueblo de Peñarroya- Pueblonuevo, y los que tuvimos la suerte de ser sus alumnos, tenemos contraída una deuda difícil de pagar. Si así lo estiman nuestro Ayuntamiento, o quienes sean capaces de articular esta iniciativa, quisiera lanzar una propuesta de homenaje a su persona y aportar un primer óbolo de reconocimiento y gratitud.
 
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Comentarios

Carmen Maillard
13-01-2013 21:41:01
Hola Joaquín soy Carmen Maillard, por el nombre no te recuerdo, pero seguro que nos conocimos. Te p...
 
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