10 de enero de 2013 | R.C.G.
Pagaré o no pagaré … Historia de un préstamo
Todo el mundo conoce que con una crisis mundial no es momento para operaciones bancarias entre vendedores y adquirentes , ya que donde pudo haber amor entre partes ahora hemos pasado al desamor por incompatibilidad de créditos.
Por esta razón , ni tan siquiera se libraban las celebridades, porque el color del dinero es igual para todo el mundo y la ansiedad por generar negocios palaciegos con sus recovecos y sus intrigas no cambian a pesar de los años .
Cuenta la leyenda que en un tiempo hubo una Reina cuyo estandarte era presidido por un enorme castillo , muy querida por sus vasallos , y que apostó una fortuna que no disponía para adquirir unos terrenos de un caballero medieval vecino de su reino para ampliar el recinto del mercadeo de sus dominios con una ubicación nueva. Por tal motivo , solicita una ayuda que le conceden cuando justifica la irrealidad de lo que quería construir y bajo esos parámetros alberga una promesa de la entrega del valor de esas tierras para una fecha determinada convenida con el titular en cantidad y fecha por medio de un pagaré , que por aquellos años ya existían.
El caballero vendedor , con su acuerdo de precio y venta bajo el brazo , se dirige a la comunidad judía instalada ya por aquel entonces en todos aquellos reinos donde el aroma a negocio imperaba y les entrega el documento regio (pagaré) que estudian y desglosan con detalle para no incurrir por su parte en ningún despiste y esta labor la realizan con verdadera maestría. Una vez que concluye la investigación del negocio , emplazan al vendedor para que cuando quiera , si quiere , recoja los doscientos mil reales de que consta el pagaré para disfrutar de ellos mientras se acerca la fecha en la que la Reina debía de hacer frente a los mismos .
Este señor , contento y feliz por la operación , se dispuso con la fortuna a adquirir un castillo junto al mar para su descanso y el de su familia .
Tras lo relatado , deberíamos finalizar con que fueron felices y comieron perdices , pero……..……………he aquí que la desgracia cae sobre la Reina tan querida , la ayuda prometida e injustificada se la demoran en tiempo y forma y por desgracia el pagaré pasa a ser no pagaré y el no pagaré convierte y transforma el documento en préstamo ejercido a favor del vendedor.
A partir de ese momento la desgracia acompaña al caballero medieval porque el castillo adquirido le supone abonar un préstamo que no ha pedido , con unos intereses de judíos y que quizás le hagan deshacer el acuerdo con la Reina quien a pesar de todo no pudo pagar su deuda en tiempo y forma.
Imaginaros ahora por un momento que la Reina tan querida hubiese respetado el recinto del mercado medieval tal y como estaba y no hubiese permitido construir ninguna instalación social en sus inmediaciones reduciendo las posibilidades , máxime cuando los servicios de lo construido ya estaban ubicados en una casa señorial al pie del castillo , con mucha solera , y a la que durante toda una vida habrá que remozar y restaurar para no perderla dada su relevancia en la población. Por lo tanto , conserva y no gastes lo que no tienes , pero si quieres negociar algo con aquel caballero propietario de los terrenos exígele seriedad e implicación en su villa y no negocio puro y duro.
Por ese motivo , ¿Qué piensan ustedes sobre el caballero? ¿héroe o villano?, sinceramente para mÍ villano con total claridad por intentar negocios palaciegos de dudosa fortuna con terrenos que le proporcionan sus antepasados sin molestarse en trabajarlos ni regarlos con sus sudor.
Para sellar con un broche este relato medieval , pensar que es fácil meterse en los charcos con zapatos de otra persona y que quien a hierro mata a hierro muere.
SACAD VUESTRAS PROPIAS CONCLUSIONES Y VALORAD LOS HECHOS.
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