El lunes 27 de agosto el caso de José Bretón dio un vuelco. La atención informativa se trasladaba a los alrededores de la finca de Las Quemadillas. Programas especiales con todo tipo de expertos y detalles, debates de muy dudosa calidad en espacios a los que acude el oficial a cargo de la investigación y hasta estrellas de la tele que interrumpen sus vacaciones para ponerse a los mandos de su programa y, de paso, estrenar toga. “Yo, como periodista, quiero culpar ya a José Bretón” decía Ana Rosa Quintana.
El Telediario 1 abre el día 27 con la noticia del hallazgo y sendas conexiones en directo desde la rueda de prensa del ministro del Interior y desde Córdoba, en los alrededores de la finca donde se encontraron los huesos. Se leen párrafos
del informe judicial erróneo emitido respecto a los restos de la hoguera y también del aportado por la familia. Se recogen las reacciones del abogado de José Bretón y de un representante del sindicato policial SUP. La información se cierra con un completo balance de los 11 meses de investigación. La noticia ocupa un total de ocho minutos y medio, un 15% del tiempo del informativo, que aumenta sustancialmente si descontamos la duración de la sección de deportes (entre un 25 y un 30% del total). Durante estos días fueron muchas las noticias que quedaron por detrás en cuanto a tiempo y espacio en los informativos de la pública.
El caso Bretón fue lo más importante para todos los medios, no sólo en TVE. Una justificación para estos repentinos consensos periodísticos suele ser que generan gran “alarma social”. La RAE define esta acepción de “alarma” como “inquietud, susto o sobresalto causado por algún riesgo o mal que repentinamente ame- nace”. ¿Se siente la sociedad amenazada por un caso como éste? ¿No sería más correcto hablar de “estupor” ante una atrocidad de este tipo? ¿Qué males inquietan actual- mente a la sociedad española? ¿Qué nos preocupa?
Si tomamos por bueno el último barómetro del CIS, la preocupación principal de los españoles, por delante de las cuestiones de índole económica y los partidos políticos, sigue siendo el desempleo. No tener un sustento económico o perderlo es la preocupación principal para un 77, 8% de los encuestados. La pérdida de la vivienda, no llenar la nevera o quedarse sin derecho a sanidad, son problemas que amenazan a un porcentaje amplísimo de la población y que requerirían, por tanto, de gran atención informativa sobre todo en la televisión pública. Todos ellos quedaron fuera de los cuatro primeros informativos de la semana del 27 de agosto al 2 de septiembre.
La siguiente semana comenzaba con tres buenas excusas para informar sobre estos temas y sin grandes novedades en el caso Bretón. Las decenas de miles de personas que perdían su asistencia sanitaria tuvieron menos tiempo que esas pocas novedades en la investigación y después del lunes en el que se hacía efectiva la reforma desaparecieron de los informativos. El desempleo volvía a ser noticia tras tres días de silencio (más allá de menciones marginales por parte de los políticos) con un nuevo dato al alza al que se le dedicaba menos tiempo que a las novedades respecto al crimen el primer y segundo día después de su descubrimiento. Un alto porcentaje de éste se dedicó al análisis de Gobierno y oposición en lugar de a indagar en el drama detrás de las cifras. La vuelta de los desahucios después del parón estival quedaba directamente fuera. Ni una sola mención a esta problemática, sus consecuencias o los modos en los que los afectados se organizan para evitarla en ninguno de los cuatro primeros informativos de esa semana.
Todos estos problemas, teniendo en cuenta el estado de emergencia social en el que vivimos, deberían tener una importante cuota de pantalla atendiendo al compromiso de los profesionales de RTVE con nuestras necesidades informativas. Está lejos de ser así. El drama derivado de la reforma sanitaria al día siguiente no existe. Esas 150.000 personas sin atención sanitaria ha desaparecido, ya no cuenta. Los desahucios, con excusa informativa o sin ella, no están allí. No hay 517 familias al día fuera de sus casas. Eso no pasa. La intención inicial de este análisis era poner de manifiesto el uso como cortina de humo de ciertas noticias sobre otras que puedan causar cierto malestar o agitación social y creo que los datos hablan por sí solos. Aún así también parece que actualmente los informativos de la televisión pública no necesitan de ningún efecto pantalla. Pueden, simplemente, ignorar la realidad.
Prioridades informativas
El tiempo total dedicado al caso Bretón en los informativos de TVE analizados fue de 34 minutos y 8 segundos de un total de 7 horas, 38 minutos y 28 segundos de información. Un 7,45% en el que hay que tener en cuenta que la mitad de los informativos son de una semana después de que se produjesen las novedades en el caso. En ese mismo periodo y, si tomamos la temática del desempleo en sentido amplio, el tiempo total dedicado a noticias sobre el particular fue de 16 minutos y 23 segundos. Incluyendo en el recuento las noticias sobre la marcha del SAT o el Plan Prepara a pesar de su planteamiento no como problema social sino como delito común en un caso y nueva oportunidad en el otro. Se trata de la mitad de tiempo, y de muchos menos recursos, dedicados al que nadie puede discutir que es el principal problema del país, a lo que se añade que la información cuenta con menos testimonios y análisis.
J. GARÍN(Diagonal)

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