Os pido que repitáis conmigo unos números: 62.000 millones de euros. ¿Sabéis alguno de vosotros a cuántas pesetas corresponden estos números? Lo digo porque eso de los euros en cifras altas es muy difícil de entender. Bueno, pues eso: seguro que comprendéis mi desconcierto. Aviso de que no voy a hacer la menor demagogia con semejantes cifras atroces; no porque no podría y sabría, sino porque los españoles no se merecen tener que sufrir un poco más de lo que les va a tocar sufrir con este dato. Es muy difícil mover a esa estatua de cinismo sociológico que significa Mariano Rajoy, pero os aseguro que nunca habría pensado que cuando España se nos viene abajo (o casi) nuestro presidente fuera incapaz de dar la cara.
Que España tenga que pedir el rescate de nuestro sistema financiero demandando 62.000 millones de euros a Europa y que el presidente del Gobierno de España no tenga el valor de dar la cara ante la ciudadanía para explicar lo que pasa y lo que nos pasa, es una vergüenza.
Mariano Rajoy es un cobarde.
Hemos tenido presidentes del Gobierno con torpezas, los hemos tenido acertados en parte, hemos tenido presidentes confundidos a tiempo parcial, también los hemos tenido brillantes a trozos, pero presidentes del Gobierno cobardes nunca los habíamos tenido.
¿No va a comparecer Rajoy ante la opinión pública para explicar por qué nos endeudamos en 62.000 millones de euros?
¿No va a exponer el presidente del Gobierno las razones por las que es preciso que cada español tenga hoy un poco más de deuda que devolver? Vamos a ver: que ya sé que algunos disparates los tendremos que corregir entre todos. Pero que nos explique quién se equivocó.
Quiero valentía en la dificultad y claridad en la responsabilidad.
Tenemos mala suerte con el presidente del Gobierno actual: es un Chamberlain pastelero cuando necesitábamos un Churchill decidido.

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