17 de febrero de 2012 | Carlos Fonseca14/01/2012
Ya cunde el ejemplo..
LICENCIADOS EN FORNICIO
Este fin de semana les voy a dejar en paz con la *crisis económica* para
hablarles de *sexo*. La idea me la ha dado *Don Demetrio Fernández, obispo
de Córdoba*, que esta semana ha escrito una carta pastoral con el sugerente
título de *"Huid de la fornicación"*, en la que acusa a algunas escuelas de
Secundaria de fomentar el fornicio dentro de sus programas escolares. No lo
dice, pero doy por seguro que esta materia se estudia en la felona
asignatura de *Educación para la Ciudadanía* que, a Dios gracias, el PP va
a suprimir. El riesgo es que si el fornicio es ya asignatura en Secundaria,
es cuestión de tiempo que lo conviertan en grado universitario ¡con
prácticas de laboratorio!
Dice don Demetrio que *para la persona soltera no hay lugar para el
ejercicio de la sexualidad*; que los casados deben "administrar" sus
impulsos, y que la persona consagrada "vive su sexualidad sublimada en el
amor más puro y oblativo". Sus palabras me han recordado mi niñez, cuando
en las escuelas se estudiaba el catecismo, que era una sucesión de
preguntas que respondíamos con una cadencia musical que, al menos en mi
caso, me ayudaba a recordar lo que era simple memoria. Una de aquellas
preguntas no la he olvidado. Decía así: ¿Cuáles son los enemigos del
hombre?. Esa me la sé, decía yo para mis adentros, y respondía ufano: los
enemigos del hombre son tres: *el mundo, el demonio y la carne*.
Lo del demonio era obvio y no requería de explicación. Más complicado de
entender era lo del mundo, pero terminabas asociándolo a las tentaciones de
la *sociedad hedonista*. Lo de la carne tardé un tiempo en pillarlo. ¡La
carne eran las mujeres!, y me acordé de que por culpa de Eva nos expulsaron
del paraíso. Todo encajaba.
Han pasado los años y cada vez entiendo menos la *aversión de la Iglesia
hacia el sexo* y todo lo relacionado con él, excepción hecha de la
procreación. Si no es para concebir, el sexo es vicio. Menos aún entiendo a
quienes han renunciado voluntariamente a él y desde su alzacuellos imparten
doctrina sobre lo que no conocen o no deberían conocer. Que si las
relaciones prematrimoniales; que si póntelo, pónselo; que si condón para
arriba, condón para abajo (*Benedicto XVI* bendijo su uso en 2010, pero
solo para casos muy concretos y como medida de profilaxis contra el SIDA)
y, para concluir, que el mundo está lleno de maricones y estas cosas no
pasan por que sí. Don Demetrio dijo hace exactamente un año que este
fenómeno obedecía a un plan de la *UNESCO* para hacer que la mitad de la
población mundial sea homosexual. ¿El objetivo? Lo desconozco, pero es
obvio que la cosa es grave.
Me pongo serio y les digo que respeto a quienes desde sus creencias,
religiosas o no, comparten la doctrina de la Iglesia en lo referente al
sexo. Están defendiendo su libertad individual. El problema es que ni la
Iglesia ni estas personas respetan las opiniones de quienes no comparten
las suyas y *convierten las diferencias en una cruzada*. No admiten que su
libertad acaba donde empieza la de los demás, que la sexualidad es una
elección personal, y que ni lo que ocurre en los dormitorios, ni entre
quienes ocurre les compete.
La casualidad ha querido que el mismo día que don Demetrio criticaba a un
sistema educativo que fomenta la fornicación hayamos conocido la sentencia
del Tribunal Superior de Justicia de Andalucía que obliga a reintegrar en
su puesto de trabajo a *una profesora de Religión despedida en 2001 por
casarse con un hombre divorciado. *El tema tiene su miga porque son los
obispados los que proponen al *Ministerio de Educación* a las personas que
consideran idóneas para impartir la asignatura de Religión y el Estado se
limita a pagar los salarios y callar. Ahora, sin embargo, va a ser el
Estado quien pague a la profesora los aproximadamente 200.000 euros de
salario que dejó de percibir desde que fue despedida hace once años. El
fallo es firme, pero el obispado ha anunciado que no piensa readmitirla. No
acata las leyes, supongo que porque su reino no es de este mundo, aunque en
ocasiones lo parezca.
Les recuerdo que el *principe Felipe* se casó con doña *Letizia* pese a ser
una mujer separada y además, por si fuera poco, periodista. La ceremonia la
ofició el obispo de Madrid, monseñor *Rouco Varela*, y aquí paz y después
gloria. Una profesora es despedida de su trabajo por casarse con un
divorciado (no es un caso excepcional), pero nuestro futuro Rey puede
hacerlo con una divorciada sin que la Iglesia se rasge la sotana, el alba,
la estola ni la casulla, y a mí tanto cinismo me da asco.
Comentarios
mEFISTÓFENES
20-02-2012 18:33:16
Los comentarios de ciertos obispos son deleznables. En su afan de seguir idiotizando a la sociedad s...
mEFISTÓFENES
20-02-2012 18:33:16
Los comentarios de ciertos obispos son deleznables. En su afan de seguir idiotizando a la sociedad son capaces de decir las mayores barbaridades que se les ocurre. Claro que tambien son capaces de hacer, defender y encubrir terribles actuaciones y luego permitirse el derecho a tachar de inmoral cualquier conducta. La culpa no la tiene la iglesia católica, si no quienes todavía creen en ella, la apoyan y la benefician con sus impuestos. El sistema medieval de la iglesia le lleva a desaparecer tarde o temprano, pero entre tanto no dejaran de incordiar a la sociedad civil e intentar modificar las leyes civiles.
LO MEJOR SERIA NO REPRODUCIR LAS SALVAJADAS QUE VOMITAN, CON EL ODIO QUE LAS VOMITAN.
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