20 de diciembre de 2010 | Miguel Calderón

La pandilla

“EN LA TIERRA HAY SUFICIENTE PARA SATISFACER LAS NECESIDADES DE TODOS, PERO NO TANTO PARA SATISFACER LA AVARICIA DE ALGUNOS”

La pandilla
La pandilla
Cualquier pandilla de amigos, en la que pensemos, presentará unos miembros con unas características personales determinadas. Así encontramos al gracioso que siempre busca la ocasión para hacernos reír o para gastarnos una broma, aunque sea de mal gusto. Fácilmente recordaremos a algún amiguete gorrón que después de que lo invitan en varias rondas, disimuladamente busca una excusa para irse y no pagar nunca (se sentirá indispuesto o simplemente se le hará tarde). El gorrón disfruta parasitando a sus compañeros ¿Y quién no se acuerda de alguna empollona? Siempre está pendiente del reloj y es la primera en marcharse de la reunión porque debe estudiar para el examen que tiene dentro de un mes.
También forma parte de muchos grupos el avaricioso. La frase de Mahatma Ghandi lo define con precisión: “En la Tierra hay suficiente para satisfacer las necesidades de todos, pero no tanto para satisfacer la avaricia de algunos”. El caradura hace lo que le da la gana sin tener el mínimo respeto con sus compañeros. Uno de los personajes destacados de la pandilla es el pelota; le encanta halagar a sus superiores para conseguir sus objetivos. Durante la época de estudiante nos venía muy bien cuando queríamos cambiar algún examen, porque sólo él con su zalamería podía conseguirlo.
Por otro lado en un grupo no falta nunca la persona generosa y solidaria que siempre está pendiente de los demás con el fin de ayudar sin recibir nada a cambio. Aunque se sienta decepcionado por la acción de algún compañero pensará que la acción negativa ha sido sin querer.
Sin embargo con los que tenemos que tener más cuidado es con los cobardes, son especialistas en tirar la piedra y esconder la mano. No asumen nunca su responsabilidad por sus acciones negativas u omisiones. Además siempre encuentran a alguien fuera de su entorno al que responsabilizar de sus errores. Miguel Hernández, poeta genial, describe perfectamente al cobarde en uno de sus poemas: “En el corazón son liebres, gallinas en las entrañas, galgos de rápido vientre, que en épocas de paz ladran y en época de cañones desaparecen del mapa”.
No se le puede dar demasiada importancia a algunas actitudes incorrectas de la adolescencia porque los jóvenes están en periodo de formación y la mayoría evolucionará favorablemente. El problema se agudiza en los adultos. En este sentido deberemos tomar muchas precauciones si tenemos cerca de nosotros un cobarde que reiteradamente hace daño y escurre el bulto, rodeado de personas pelotas que le siguen adulando para poder seguir recibiendo favores y con una gran comparsa de testigos silenciosos (callan por temor, por el morbo o porque se cansaron de luchar contra un muro). A pesar de todas estas dificultades que se nos presentan en nuestro quehacer diario, hay que pensar que la vida es bella mientras dura y que tenemos muchas personas a nuestro alrededor que son gente maravillosa.

 

 
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Comentarios

Paco Servando
07-01-2011 21:04:09
Seguro que alguno se ha dado por aludido y no muy lejos de ti. Saludos Miguel.
 
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