19 de marzo de 2023 | Verónica Rando García
La buena cocina
Receta 25. Nuestros orígenes recolectores. Homenaje a nuestra riqueza forestal
Verónica Rando García
Buenas días, buenas tardes o buenas noches, desde donde os encontréis, en el momento, en el “aquí y ahora”, vamos a volver a nuestro pasado, en un artículo casi meditativo. Os propongo un recorrido en el tiempo, una vuelta a nuestros orígenes, que aunque parezcan muy lejanos, no son nada en comparación con la creación de nuestro universo, ¿podéis imaginaros por un momento volver atrás y ver como éramos y sobre todo que comíamos?. Muchos estudios arqueológicos afirman que el hombre empezó a evolucionar a raíz de su alimentación, en mayor parte proteica, es decir, compuesta de proteínas que procedían de pescados y carnes. Nuestros antepasados eran sobre todo carroñeros (yacimiento de Ambrona, Soria), recolectores y posteriormente comenzaron a cazar. Esto produjo el creciente desarrollo de nuestros cerebros y la reducción de la masa de los intestinos con lo cual aumento la calidad de los nutrientes para mantener un equilibrio energético pasando a ser omnívoros. De aquí destacar el Paleolítico, que es el periodo más largo que ha vivido la historia de la humanidad y desde hace dos millones de años hasta hace unos 12.000 años, que para nosotros puede parecer mucho pero no es nada para la historia. En la actualidad, se habla de la dieta Paleo, basada en una alimentación a base de proteínas y vegetales “puros”, y con puros quiero decir, que se intenta mantener la pureza de la materia prima sin modificaciones, alteraciones o añadiduras. De aquí sale también el conocido término “crudite”, manteniendo los vegetales y proteínas sin ninguna técnica de aplicación de calor que transforme la materia prima, por lo tanto, su consumo es crudo, algo que sinceramente no recomiendo ya que algunos vegetales y proteínas (como carnes de pollo) necesitan transformaciones físico-químico para hacerlas digeribles, apetecibles e inocuas (sin patógenos). Cabe destacar que el descubrimiento del fuego fue, sin duda, el elemento clave que cambio la historia de la humanidad y de esto hablaremos en próximos artículos.
Durante la era paleolítica y resumiendo, el hombre distinguía muchas especies de vegetales comestibles, frutos secos y frutas, los cuales formaban parte de su dieta diaria quedando fuera cereales, leguminosas y lácteos (solo se consumía la leche materna) entre otras materias primas que conocemos hoy en día y se ha descubierto a lo largo de la evolución. Podemos hablar de las bondades o desventajas de elegir este tipo de dieta, pudiendo entrar en un gran debate acerca del consumo de algunas materias primas como los cereales y los lácteos, ya que algunos expertos se dividen opiniones acerca de si es bueno su consumo o no. Siempre vamos a recomendar que si se quiere bajar de peso o mejorar nuestra salud consulten a un especialista.
En marzo, con la llegada de la primavera, todo nuestro bosque mediterráneo se torna de colores que si bien no podemos envidiar al resto del mundo, y por supuesto no podemos dejar de hablar y homenajear desde el mayor respeto a nuestros bosque, a la gran diversidad de flora y fauna silvestre. Mucha de nuestra flora, poco conocida por las generaciones que nos siguen, ha sido usada por nuestros antepasados tanto para consumirla como para su uso medicinal. Volviendo a nuestros orígenes, es una satisfacción y una experiencia muy agradable poder ir a recolectar algunas de estas floraciones y consumirlas, ya que forman parte de nuestra gran gastronomía y en los últimos años está resurgiendo el interés por las plantas silvestres comestibles. El mundo rural ha estado siempre estrechamente asociado a la recolecta y consumo de productos forestales comestibles, bayas, hongos, espárragos... que se han buscado y consumido en los núcleos familiares durante generaciones. Los grandes chefs de cocina internacional de vanguardia están apostando por ellas de cara a diversificar ingredientes, experimentar y dar originalidad a sus platos. Hoy vamos a hacer mención a alguna, advirtiendo que, antes consulten con expertos, ya que pueden confundirse con variedades que son toxicas.
Ajo porro (Allium ampeloprasum)
Ajonjera (Chondrilla juncea)
Colleja (Silene vulgaris)
Escorzonera (Scorzonera laciniata)
Palmito (Chamaerops humilis)
Verdolaga (Portulaca oleracea)
Alfalfa (Medicago sativa)
Esparraguera silvestre (Asparagus acutifolius)
Tamarilla (Sisymbrium crassifolium)
Hinojo (Foeniculum vulgare)
Junco churrero (Scirpus holoschoenus)
Cenizo (Chenopodium quinoa)
Acedera (Rumex acetosa)
Berro (Rorippa nasturtium-aquaticum)
Hierbabuena (Mentha spicata)
Ombligo de Venus (Umbiculus rupestris)
Orégano (Origanum vulgare)
Ortiga (Urtica dioica)
Raim de pastor (Sedum sediforme)
Rúcula (Eruca vesicaria)
Tagarnina (Scolymus hispanicus)
Tomillo (Thymus vulgaris)
Uña de gato (Carpobrotus edulis)
Almorta (Lathyrus cicera)
Amapola (Papaver rhoeas)
Chumbera (Opuntia ficus indica)
Encina (Quercus ilex subsp. bellota)
Madroño (Arbutus unedo)
Gayuba (Arctostaphylos uva-ursi)
Higuera (Ficus carica)
Malva (Malva sylvestris)
Pino piñonero (Pinus pinea)
Rosal silvestre (Rosa canina)
Seguro que habrá personas que puedan reconocer algunas de ellas. Os invito a que las descubráis una por una, os va a sorprender tanto su sabor, los espárragos, las tagarninas o las collegas; incluso han formado parte de nuestra historia como la achicoria o las gachas mortas, las que llena de color amarillo los campos en la primavera y son un espectacular y famoso ingrediente como la mostaza blanca, o se le atribuyen propiedades medicinales sorprendentes como la gayuba, alguna vez nos hemos comido el fruto de la malva y quien no ha recogido piñones y bellotas. Y a veces ignoramos a nuestro rosal silvestre o Rosa canina y las ortigas con la que se puede hacer una sopa o revuelto espectacular o usarlo para mejorar nuestro cabello, el madroño y la navidad, el cenizo que lo consideramos mala hierba en el huerto es quinoa blanca. Paseemos y descubramos nuestro bosque, nuestra flora, desde el respeto que se merecen. Nos vemos en el próximo artículo.
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