En la república independiente de su casa cada uno es libre de opinar, y hasta de expulsar un flato, si tiene el estómago suelto; muy diferente es lanzar una ventosidad en público, con ánimos de molestar, o propinar una patada al vecino por pensar de otra manera.
“Hay que dialogar…” oí decir a un hercúleo joven que hacía su presentación en esto de la Democracia, y que semanas antes presumía entre sus iguales de musculitos, y se enorgullecía de los métodos expeditivos que empleaba.
Desde el “Muy buenas noches, y saludos cordiales” de José María García, siempre gusté de apartarme de este circo, y cada noche duermo arrullado por el fútbol, y despierto con la música de la radio.
El problema es el dial, que a veces maneja el demonio y que en ocasiones te pone en el trance de opinar; como el "cateto" aquél de la murga, que veía por vez primera un combate de boxeo en la tele, y " el muy cachondo los quería desapartar".
Y es que la inflación de imágenes en los medios de comunicación ha llegado al punto de que no hay documental, o noticia que se precie, que no acabe a pedradas o a cachetazos, como “el Rosario de la Aurora”:

─ "El demonio como era tan travieso/ Me tiró una piedra y rompió un farol
Y salieron los padres franciscos, / Y lo apedrearon en el callejón".

De los desnudos artísticos de la Roma clásica, pasamos a darle importancia a las barbas del Cid, al cuerpo rasurado de Tarzán, al anuncio de Marlboro, a las caderas de Elvis Presley, a las libertarias melenas, a las piernas de “Popotito”, y a la ensoñación del hashish.
De la leyenda de las once mil vírgenes a las prostitutas de Picasso, a los exabruptos de Cela, al “cantante de las nenas” ─ nombre con el que los “progres” pretendían desacreditar a Serrat…─; y así hasta llegar a Shakira.
A mi edad pensaba que nada de esto me afectaría; pero ahí tiene usted que acabo de oír en la SER que la manifestación de ayer en Madrid es cosa de " fachas": una concentración de nostálgicos; una actitud propia de casposos, y ricos, que lo que tendrían que hacer es manifestarse contra Ayuso, contra Vox, contra la Sanidad madrileña, etc...
El sectarismo de “El País” y de la cadena SER roza lo patológico. Cierto es que el grupo PRISA, en quiebra técnica desde hace tiempo, depende de las dádivas de los inquilinos de la Moncloa, de la publicidad institucional, y de los accionistas que en su momento puso el Gobierno para evitar su ruina. "La voz de su amo", como vulgarmente decimos.
Resulta patético a lo que ha llegado un periódico que para algunos solía ser un referente moral.
En una encuesta reciente acerca de la frecuencia de palabras que más aparecen en sus comentarios, desde 1980 hasta 2019, figuran: homofobia, sexismo, patriarcado, machismo…; y las que menos: español, patria, fe, puntos de vista, comunistas, libertad de expresión, ultraizquierda, extrema izquierda, Fidel Castro, Stalin, etc…
Pero tampoco "El País" y la SER, son los únicos que medran en este caldo de cultivo.
Llega a mis manos, una tendenciosa" encuesta", firmada por Max Pradera, que pretende ser ingeniosa, pero que trasluce una estrecha visión de la realidad: la de que los participantes en la manifestación de Madrid son unos viejos nostálgicos y analfabetos, poco proclives a perder su estatus económico, o a delegar en sus hijos la gratificación que el Gobierno les concede. ¡Qué coña se traen los nuevos ricos, con lo que ahorran los demás!; ¡qué forma tan simple de desvirtuar los hechos!
Se ve que un pajarito les dijo que hace tiempo perdieron la calle.
Desconoce el aprendiz de clown que diseñó esta encuesta que bajo la máscara de Pierrot habitualmente se esconde un personaje sensato, y no el graznido de una gaviota; que * la fuerza del ejemplo es infinitamente más rápida que la del mandamiento”, como dijo Fielding.
Para quienes un buen día alcanzamos la noble condición de abuelo, la vejez es el estado ideal del hombre libre, que se atreve a hablar alto, sin miedo a la voz del capataz; presto a hacer el papel de caballito de feria, si se tercia, sin temor a desmerecer; que desprecia los "favores de compra y venta", y todo lo que suponga traicionar a quienes vienen detrás.
Qué sería de la familia, y del país, sin la contribución de sus viejos...
¿Acaso el Cid es menos Cid por lucir barba, y honra? ¿Y acaso Sánchez es Castelar por copiar la tesis de marras, o un segundo Tarzán por hacer gala de su estampa?
Acostumbrado a las violaciones de monjas, y a la quema de conventos, algún Sancho Alegre pensará que si la cosa " no va en serio" es que carece de interés. Cuánto mejor es quemar contenedores, insultar al enemigo, y correr al enemigo a pedradas.
Para subrayar esta interpretación del Génesis, y de las siete plagas de Egipto, sale a ondas la Ministra Montero, en su afán de meritoria del político Juan Negrín":

─ “La política de paz de nuestros adversarios se funda en el aniquilamiento de nuestros contrarios”, decía el desleal camarada, al tiempo de firmar una sentencia de muerte contra Largo Caballero.

Rauda cual Phileas Fogg, ayer en Córdoba la Ministra de Hacienda y Función Pública dijo que el independentismo tenía sus días contados, que lo del “procés” se acabó; y que si Andalucía no progresa, y va de mal en peor, es porque el Gobierno de la Junta no echa cuenta a Pedro Sánchez.
Vergüenza debería sentir la Señora Ministra del compadreo de los ERES, de los compañeros “pringados”, y de su obligada mensajería de la honradez, y la dignidad. Que como diría su colega, el ruso Antón Pavlovich Chejov, “el progreso se basa en el amor al prójimo, en el cumplimiento de las leyes morales. Si nadie vive a expensas de los demás ni los oprime, ¿qué más progreso? ¿Existe otro progreso?”
Desconoce la Ministra el principio hipocrático de “primum non nocere”, tan contrario a la maledicencia, y se complace en largar a quien quiera oírla que en la manifestación de Cibeles ondearon las banderas del “aguilucho”.
No es comparable el retrato que pinta tan vocinglera artista con los lienzos de Goya, de El Bosco, o del bohemio Luis Bagaría, capaces de esbozar en un solo trazo “la silueta moral” de sus contemporáneos; un bestiario que comprende toda una extensa fauna política─ la rata, el topo, el zorro, el asno, la gallina…─ pero en el que se echa de menos una especie invasora que en nuestros días constituye una grave amenaza para el ecosistema, y para los oídos sensibles: la cotorra argentina.
Si lo que pretende Montero es que siga vigente el uso de la mascarilla apañada va; como médico sabe que el obligado silencio es una medicina insana, y poco aconsejable para una buena ventilación pulmonar. Ya lo dijo Ivan Dmítrich Grómov, personaje de Chejov:

─ “Yo sé que Dios me ha creado con sangre caliente y con nervios! ¡Sí! Y el tejido orgánico, si tiene vida, debe reaccionar ante cualquier estímulo. ¡Y yo reacciono! Ante el dolor respondo con gritos y lágrimas; ante la ruindad, con indignación; y la ignominia me produce asco. En mi opinión es propiamente esto lo que se llama vida”.

Y manifestaba Misail─ otra admirable creación del maestro ruso─ que “el trabajo físico debe ser obligatorio para todos, sin excepción, y sólo así se logrará que desaparezcan las injusticias sociales”; que no es bueno para la salud abusar de la poltrona, ni desplazarse en Falcon hasta las puertas de casa, a la manera de Aladino.

Dicho lo dicho, y con más que decir, mi repulsa total a esa bandada ruidosa de frailes "que no saben lo que se fraila".

---

<< Volver a Joaquín Rayego Gutiérrez