11 de febrero de 2022 | Joaquín Rayego Gutiérrez

Caminito del colesterol

En el Gran Teatro del Mundo cada átomo desarrolla su papel según dispone el azar

Caminito del colesterol
Caminito del colesterol
"Creedme, es importante tener una vez en la vida una primavera sagrada que te envuelva con tanta luz y esplendor en el pecho que baste para enriquecer el resto de los días". ( Rainer María Rilke)
En el Gran Teatro del Mundo cada átomo desarrolla su papel según dispone el azar.
En tan singular espectáculo el hombre hace las veces de protagonista principal; la Memoria, de apuntador; la Imaginación, y la Fantasía forman parte del decorado; el argumento se circunscribe a la marcha de los acontecimientos; y la puesta en escena se plasma en un todo: un desordenado cúmulo de Cuentas y Cuentos que comparten significado e invitan al ser humano a volar, y a renacer cual Ave Fénix de sus cenizas.
Como bien sabe el lector el éxito o el fracaso de la representación dependerá de múltiples circunstancias: del ambiente, de la publicidad, de las condiciones del teatro, de la recepción del mensaje, de la ideología del espectador, o del tipo de lentes que use: si gafas de sol, si de aumento, si progresivas, si de realidad virtual...
Historias las hay para todo gusto y condición.
Historias de libros "de historia" que no encierran en su interior ninguna chocolatina agradable para la buena marcha de la hemoglobina, los triglicéridos, y la tensión arterial: como la que refiere lo que de “Insuficiente” tuvo la obtención del grado de Bachiller que el Instituto de Figueras otorgó en su día a D. Alejandro Lerroux, sin haberse examinado siquiera; o aquel otro de abogado por la Facultad de Derecho de las Islas Canarias, concedido en un solo día, y con nueve Matrículas de Honor, que mostraba a las claras la dudosa valía del agraciado.
Historias de hipnotizadores y nigromantes; vendedores de primaveras y voceros de catástrofes; brujas Pirujas del “porque tú, porque te…”; barbechos baldíos, que invitan al más gorrión a esconder el pico bajo el ala, y el dinero bajo una sólida losa de mármol.
Historias de infancia donde los extremos convergen en una unidad: el tiempo y espacio en que anida la ensoñación; la mascarilla y los Ertes; la mostrenca realidad y la más fértil de las fantasías:
─ “Tal vez todo esto sea un sueño y mañana tu mamá nos despertará con leche y galletas”, decía el bueno de Guido a su hijo Giosué, ayudándole con su alegría a superar la tragedia de un campo de concentración.
Historias de hermanos cofrades de la Cofradía del Embuste que ora predican que el problema es un bichito que si se cae al suelo se mata; ora dicen que no hay atutía, que más que tigre es dragón, y que la única actitud posible es no mirarle a los ojos.
Historias de lechuguinos y cejijuntos con más lechugas que leyes; de “política masculina, con cojones”, y de “cócteles Molotov de los que explotan”; de contadores de votos en el ara de los sacrificios de sus propios intereses; de ovillos de lana diseminados al albur por las curvas de un “chaise─ longue”, como reflejos de una anarquía amable que celebra la libertad de quien no piense lo mismo que yo, y desestima la idea de la quema conventos y la violación de novicias.
Historias de amor, como las que G. A. Bécquer hilvanó en sus Rimas y Leyendas, conectado a la naturaleza desde la oscuridad de una celda; reflexiones en soledad, sentimientos e “ideas que ya han cruzado otras veces por la imaginación y duermen olvidadas en alguno de sus rincones”, que “son siempre las primeras en acudir cuando se toca su resorte misterioso”.
Historias de perseverancia, y de vida: de solidaridad con quienes sufren la más triste de las pandemias, que es no tener un interlocutor con quien hablar; de sanitarios kamikazes, de batas hechas con bolsas de basura, y “gracias por estar ahí”; de ángeles de la carretera; de sopranos y tenores que entonan el “Ave María” como invitación a volar.
Historias de familiares y amigos, de los fraternales lazos que anudara la Madre Naturaleza, y que como ella tienen una parte estética, una parte práctica, y una parte sentimental: la de brindar al caminante un sorbo de agua fresca con que aplacar la sed; una invitación al descanso, o una identidad virtual, como se predica ahora; un acompañamiento a compás del más noble de los sentimientos, que hará innecesaria toda clase de retórica, o aspavientos.
Historias de la España "vaciada" o vacía de la que tanto se habla─ campanarios abandonados, sonidos de esquilas, olores agrestes, balidos de cabras … ─ sin más solución de futuro que una tasca, el emblema metálico de un corazón roto que maldice a Caín, una ruidosa cacería de fin de semana, un caminito serrano más historiado que el AVE, y un nostálgico epitafio que nadie quisiera leer, y que alguien rubricara con las tintas del exilio:
─ “Todos cuantos sabían algo de la historia de la villa en la que nací, reposan ya bajo terrones”
 
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Comentarios

Jm
11-02-2022 22:15:31
Que ganas tengo que haya un Alcalde que se preocupe como tiene que ser.
 
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