9 de agosto de 2021 | Manuel Villegas Ruiz
La nueva ley de enseñanza
Posiblemente llegue un poco tarde con mi comentario sobre la conocida Ley Celaá, ya que ha sido aprobada, pero hago valer nuestro dicho tan castellano de “que nunca es tarde si la dicha es buena”. (Cambiemos dicha por reflexión y quedará mejor).
No por citada muchas veces, es menos cierta y aplicable a los momentos que vivimos. Se cuenta que cierto banderillero de Juan Belmonte, Joaquín Miranda, por más señas, se metió en política y, de su etapa de rehiletero, pasó a ser Gobernador Civil de Huelva. Asistía este maestro, junto con un amigo, a cierto festival benéfico, presidido por su ex subalterno. Este último le preguntó que cómo de ser un simple banderillero había podido ostentar tan importante cargo, a lo que respondió el torero con su proverbial parquedad: “Degenerando, degenerando”.
A esto llevará la referida Ley a que nuestros estudiantes, degenerando, degenerando lleguen a ocupar puestos importantes, aunque ya muchos los ostentan sin haber estudiado (¿lo han hecho?) bajo esa ley.
Una de las muestras es nuestra Ministro de Igualdad que, degenerando, degenerando ha pasado de cajera de supermercado a ocupar tal puesto en nuestro Gobierno.
Otro ejemplo de a dónde se puede llegar degenerando, degenerando, lo tenemos en Gabriel Rufián quien de descargar camiones y ser dependiente de unas conocidas empresas ostenta el cargo de Diputado.
No es mala carrera para ignaros supinos; por ello la Ley Celaá está encaminada a quienes, mientras menos conocimientos posean, alcancen los puestos más importantes.
Por ello el Español, o Castellano, dejarán de ser lengua vehicular y las mini - lenguas regionales, sí mini - lenguas ya que no se puede comparar un idioma que, como mucho, lo hablan cinco millones con otro que lo tienen como lengua oficial 600 millones.
Será casi imposible que un alumno repita curso, ya que esta decisión dependerá de un análisis cualitativo de todo el equipo docente, de forma que tendrá el mismo valor la opinión y el conocimiento del profesor que imparte una asignatura troncal que uno de cualquier materia optativa.
Enumerar todos los disparates que con la Enseñanza se van a cometer con la puesta en práctica de este ley, sería casi interminable, pero lo más sangrante es que los alumnos con cualquier tipo de discapacidad se educarán en la misma aula que quienes no la tengan, y todos ellos serán medidos por el mismo rasero, lo mismo los superdotados que los discapacitados, pero eso sí, degenerando, degenerando se podrá llegar a ocupar un escaño en el Congreso, en el Senado, en una alcaldía, u otro que sirva para gobernar al rebaño.
La asignatura de valores cívicos y éticos se impartirá tanto en un curso de primaria como en otro de secundaria, y será algo transversal en todas las materias.
Esto me recuerda a la asignatura de “Formación del espíritu nacional” de la época franquista.
Se podrá pasar de un curso a otro con asignaturas suspendidas, es decir, si un alumno suspende una asignatura, esta podrá ser aprobada para que pueda obtener el título de Bachillerato y, así, poder presentarse al examen de selectividad.
Lo dicho: degenerando, degenerando se podrá llegar a cualquier puesto importante.
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