28 de junio de 2021 | Joaquín Rayego Gutiérrez
Una entrevista frustrada
─"Cayó el héroe como la encina, el álamo o el elevado pino que, en el monte, cortan con afiladas hachas los artífices para hacer un mástil de navío". (“La Ilíada”)
Una entrevista frustrada
Como diría Rabelais es preferible escribir de risas que de lágrimas, “pour ce que rire est le propre de l´homme”, y hoy, día 25 de junio de 2021, es un día feliz para Peñarroya─ Pueblonuevo porque, una vez más, uno de sus hijos ha honrado su nombre:
“El Consejo de Gobierno de la Universidad de Experimentación Animal de la Universidad de Sevilla ha aprobado cambiar el nombre del Centro de para que pase a llamarse Centro de Experimentación Animal Óscar Pintado”.
La iniciativa, promovida desde el CITIUS (Centro de Investigación, Tecnología e Innovación de la Universidad de Sevilla), reconoce la labor desarrollada por nuestro paisano, al punto de bautizar con su nombre el Centro que prestigió con su trabajo, y esfuerzo, y “por todo el cariño y respeto que le teníamos a Óscar como persona, y como principal responsable de que la U.S. cuente actualmente con uno de los más modernos y mejores Centros de Experimentación Animal”.
Siempre pensé que los "creativos" tenían la extraordinaria capacidad de mostrar los resortes del alma humana; y que, en cambio, los investigadores, como las monjas, eran personas encerradas en un claustro de por vida, en su afán por recrear en un todo armónico los insondables misterios de la creación.
¿Renunciar a los placeres diarios, me decía, como si una plegaria, unos polvos mágicos, o los conocimientos de un brujo, pudieran librar al hombre de las garras de la muerte?
Bien pensado, a todos nos flechó el amor de una manera, o de otra; pero tal vez sean los científicos, que observan la realidad con espíritu de niños, quienes mayor fascinación sientan por los misterios de la naturaleza.
En la Mitología los pueblos buscaron una explicación a tamaño interés: Prometeo, por ejemplo, creó al hombre con agua y arcilla, y arrebató el fuego a los dioses para beneficiarlos; y Orfeo se arriesgó a bajar a los infiernos para rescatar a Eurídice, a quien a su regreso volvería a perder en su deseo de contemplarla.
Por perseguir la pasión de volar Ícaro murió en su ascenso a los cielos; en cambio, Abulqasim Abbas b─ Firnas , vestido de plumas sobre seda blanca, tuvo la fortuna de volar un buen trecho, lanzado al vacío desde las alturas de la Arruzafa.
Miguel Servet, y Giordano Bruno, ardieron en la hoguera de la Inquisición, por mantener unas aseveraciones que el tiempo confirmaría como ciertas.
A otros los condenaron a beber un vaso de cicuta por defender sus ideas, o por tener el valor de pensar distinto.
Y es que "comprender de verdad a una persona es una falta de respeto, ¿comprendes?", que decía el cantante rockero Silvio, con su habitual sentido del humor, y su espíritu crítico ; y servidor, a quien los años volvieron más flexible e intuitivo, alejado de todo tufo a sacristías, sólo sueña con pasear por las calles de su pueblo, dialogar con su gente, y compartir con quien le apetezca todo lo que de atractivo y provechoso aprendimos; es por ello que hoy he atravesado muros y rendijas, para pedirle a Óscar que me diga qué da alas a una pasión como la suya.
Cuánta abnegación, cuánto talento, cuántas horas de ocio, y de merecido reposo, estaríamos nosotros dispuestos a perder o regalar, a riesgo de no ser entendidos, o de escuchar aquella banalidad del “¡qué sabrán de la vida estos niños bien criados!”.
Pues saber, saber…, saben un poco de todo: saben del sacrificio y del talento, de la renuncia, y de la comunión con los demás; y saben que con un bisturí en la mano, y sus dotes de observación, son capaces de disecar la realidad, de dar un tono esperanzado a la vida, o de poner orden en el absurdo, como ya se demostró en tiempos de pandemia.
Que, como escribiera Voltaire: “¿Qué es pues la virtud, amigo mío? Es hacer el bien: háznoslo y con eso basta. Entonces ya no hace falta que nos expliques tus motivos”.
Fue el trabajo y la pasión en la que Óscar se significó la que le hizo acreedor al nombre de un prestigioso Centro de Investigación.
Al mirar en internet su cara de buena persona, y la humildad y eficiencia con que se fajó durante años de trabajo, pensé que me habría encantado hacerle una entrevista para para que le conociéramos todos un poco más.
Posiblemente nos habría explicado qué historia es aquella de la transgénesis del ratón; la del " homúnculo" de Paracelso, etc…
De los Pintado, una familia que de un "uno" ha hecho un ciento, como las grandes fortunas, se esperaba lo mejor; por ello sólo queda felicitarnos, y decirles que compartimos con ellos su dolor, sus alegrías, y sus éxitos que, como el de hoy, es también el nuestro: el de sus paisanos, el de sus amigos, y el de aquéllos que les aprecian.
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