25 de febrero de 2021 | Joaquín Rayego Gutiérrez
Con las cartas marcadas
- "El lavado de cerebro en libertad es más eficaz que en las dictaduras"
Con las cartas marcadas
A mansalva, al boleo, y a tutiplén, en España las leyes florecen a diario sobre fino papel de BOE, y llevan a quienes nos administran a la feliz conclusión de que "el dinero público no es de nadie", pero el cortijo sí: el cortijo es de ellos, y sanseacabó.
- "Dama, dama, que hace lo que le viene en ganas,...", cantaba Cecilia.
Leyes educativas, económicas, morales, sexuales, de la desmemoria histórica, leyes del último trance, y de las primeras papillas, ley mordaza, decretos, decretos - leyes, y decretazos...
Leyes descargadas de contenido, o cargadas de metralla, según convenga su aplicación.
Leyes " a be- ne- fi- cio- de- los -huér- fa -nos, los huérfanos,/ y de los pobres de la capital!", que diría la canción.
Leyes de " vamos a dejar este país que no lo va a reconocer ni la madre que lo parió". Y una norma fundamental: "El primero que se cabree, pierde el juego".
Fórmulas magistrales, sacadas de la manga por el sabio Doctor Splendiano , y testadas por el Consejero Mayor, relator descabalado, y confuso exprimidor de las ciento y una enfermedades el enfermo no tenía, "y luego recitó otras tantas que no podía tener, y terminó diciendo que no podía pronunciarse acerca de la enfermedad".
( "¡Zapatero, a tus zapatos...!", se escucha, al fondo, una voz)
Cuánta maquinación, cuánto apresuramiento, y cuánta urgencia febril, para vendernos la moto.
Quienes antaño asistimos a un trato de ganado, tuvimos la suerte de apreciar el arte de la sencillez, y la gran fuerza de la humildad.
Como garante de ley, la figura del "corredor".
Ni papeles, ni leyes escritas, ni otra clase de aditamentos, tan sólo un apretón de manos, y la palabra cabal.
Allí la formalidad, la sal de la palabra en su justa medida, y la valoración crítica, atributos de "avisados", y listos: de quienes juegan en igualdad de condiciones, para " llevarse el gato al agua" el que pueda más.
Como conclusión se pagaba "a tocateja", y " debajo del chaparro".
A eso llaman los psicólogo astucia, e inteligencia emocional; pero no engaño, ni mentira.
Nada que ver la sabiduría popular, y la cintura política, con una de esas timbas asusta- viejos, y estafa- niños, que a diario nos montan.
Que semeja el país " el hotel de los líos", una murga carnavalesca, o uno de los restaurantes que visita el Sr. Chicote, donde meter la mano en un rincón es arriesgarse a coger un virus.
Donde la lista de platos es un tocho "virtual" del que ni el maitre se entera; tan impresionante, que sería el sueño dorado de cualquier gastrónomo, sibarita, o tragaldabas.
Pero, ay del infeliz que se piense que lo ofrecido es gratis; ay del pardillo que se atreva a reclamar sus derechos de comensal...
Recibirá por castigo un escupitajo en el plato.
Leyes sin consenso, ni sentido; sin sustancia para un caldo democrático; leyes a machamartillo, cuya única finalidad es el interés de unos cuantos.
Diseño floral, manidos trucos de magia, formulismo de letra chica, que ni sirve para librarse de Hacienda - que te hace la declaración de la renta, y a continuación te multa - ; ni para meter en chirona a un golpista; ni para poner los puntos sobre las íes a un repetitivo agresor; ni para evitar violaciones de niños; ni para poner coto a las mariscadas, pagadas con Visa Oro de piel de contribuyente.
Humor negro. Bromas que suenan a un concierto de pedos, como los que solía ofrecer, en el siglo pasado, el francés Josep Pujol; o como esas que privan a inocentes colegiales de recibir clases en español.
Aquí funcionan tres leyes: la del puño, la del embudo, y la del bozal.
"Democráticas" todas ellas, aunque nadie las bendiga.
No se vence al enemigo con el miedo, ni echando abajo una cruz.
El panóptico, el ojo del Padre Estado , que todo lo controla y lo ve, está diseñando un futuro para nuestros hijos.
( Confío en que no les dé tiempo de quitarnos la pensión...)
Qué papel tan oneroso el de las fuerzas del orden: de nurse de un jerifalte, de vigilante de chalé, de piloto de avión...; y todo, para llevar al señorito de conciertos.
Me pregunto si estarían obligados a hacer el papel de Herodes si en una de ésas se prohibiera que nos llamemos Adolfo, Francisco, Benito, Fidel, o Vladimir, que son nombres de dictadores.
Ya pasó en Casas Viejas, y en otros lugares de triste memoria .
"Pero el Estado miente en todos los lenguajes del bien y del mal, todo lo que dice es falso, y todo lo que tiene es producto del robo", decía Nietzsche.
Y, visto lo visto, el filósofo alemán no está falto de razón, pues juegan con dinero público, y las cartas marcadas del miedo.
Si además manejan a tope los resortes del poder, tergiversan la verdad, confunden los pleitos, nombran a dedo a los beneficiarios, y perjudican a dedo a sus rivales, pues "¡ apaga, y vámonos!"
- "¡Bombero! ¡ Ya están las llamas encendías!¡Bombero...!"
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( "¡Último aviso: Tren con destino a Andorra, estacionado en vía central, va a efectuar su salida...!").
Comentarios
Joaquin Rayego Gutiérrez
27-02-2021 21:13:29
Estimado amigo, son los sentimientos y los " lazos de familia" los que nos animan a escribir, más qu...
JuanG
26-02-2021 20:08:23
Tiempo ha que no leía por estos lares artículos y/o comentarios con tantas verdades juntas. Y me agr...
Joaquin Rayego Gutiérrez
27-02-2021 21:13:29
Estimado amigo, son los sentimientos y los " lazos de familia" los que nos animan a escribir, más que cualquier otra cosa, y es por ello que agradezco muy sinceramente sus palabras; pero sería injusto si no dijera que en los trescientos treinta artículos que suscribo en este diario nunca me pusieron trabas, ni recibí " sugerencias", antes bien, me he sentido como en casa.
Como aprecio que es usted persona culta, y educada, yo le animaría a hacernos partícipes de su modo de pensar. Todos tenemos algo bueno que mostrar, y personas, e ideas,CYP que defender. Un cordial saludo.
JuanG
26-02-2021 20:08:23
Tiempo ha que no leía por estos lares artículos y/o comentarios con tantas verdades juntas. Y me agrada verlo porque no es éste un sitio que se precie de publicar y dar visibilidad a los errores (voluntarios) de quienes manejan el cotarro.
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