26 de octubre de 2020 | Pepe Bernal
Honestidad Política
Aunque uno no quiera, se decanta, es decir, deja ver o muestra su inclinación política en su entorno, entre los suyos. Y aunque como decía mi madre:" el que nace lechón se muere cochino”, mi experiencia me conduce a que extrapolar esta íntima o personal tendencia, más allá de su entorno, resulta, cuanto menos de bocazas.
En el ejercicio del ministerio sacerdotal, profesor y sindicalista en la enseñanza, y en este periplo tan social, pude comprobar, que el alardeo de su opción política viene casi siempre de parte de los militantes y simpatizantes.
Abundando en el refrán de mi madre, nadie suele mudar de tendencia, por muy poco vehemente que uno sea. A estas alturas de la democracia y de la cultura política prodigada por los medios de comunicación, a veces recapacito en lo dura que era la vida no hace tanto y lo difícil que resultaba gozar la libertad. Porque como humanos nos equivocamos con las personas, más que con las ideas.
He de rememorar intelectuales y filósofos para encontrar un nexo de unión en mis humildes convicciones y siempre las encuentro. Hay algo peor que equivocarse, darse cuenta y no rectificar. Unamuno apoyó la rebelión militar de 1936, pero cuando descubrió que los sublevados encarcelaban, fusilaban y torturaban, su adhesión se convirtió en arrepentimiento y repugnancia moral. Incluso lo manifestó públicamente con el consiguiente riesgo.
Tenemos que echar mano de todos los más competentes de nuestras Universidades y de las excelentes mentes que no necesariamente pasaron por la Universidad, pero que brillan por su capacidad y la suerte de sólida preparación que no necesiten como antaño, dedicarse solo a buscar asesores y amiguetes de grupos mafiosos, improvisadores que danzan con el 3%, opacando la labor de empresarios con plena capacidad. Y además sin identidad, lo que vulgarmente, se llamaba “chaquetero".
Ahora toca, ser honestos haciendo política. Decía Séneca, "Lo que las leyes no prohíben, puede prohibirlo la honestidad”. Su política, basada en compromiso y diplomacia más que en innovaciones e idealismo, fue un paradigma digno de todo encomio.
Termino con la última expresión del Papa Francisco: "las ideologías no construyen, los valores sí"
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