3 de junio de 2020 | Daniel Solano Sújar
La educación fue siempre su virtud deseada
Una mujer que dejó una gran huella familiar y un vacío muy grande entre sus paisanos y amigos
La educación fue siempre su virtud deseada
Son días tristes, la campana de la Iglesia belmezana, toca a duelo, siempre son momentos muy delicados ante el fallecimiento de personas que a lo largo de su vida, han dejado un recuerdo inmenso, gracias a su siempre disposición y su buen hacer, en sus trabajos diarios y con esa garantía de servir a su profesión de una manera intachable y con un alto grado de un interés continuo en esa docencia que le dio la gran oportunidad de formar a muchos niños y niñas y jóvenes alumnos que estuvieron bajo su dirección, durante toda esa etapa que le dedicó a su profesión.
La palabra MAESTRA, MAESTRO, son adjetivos de personas que desde muy pequeños sienten en su interior el poder desarrollar y llegar a esa profesión, que ellos y ellas tanto les gusta, la enseñanza es la base principal del ser humano, para adquirir una formación que le permita desarrollarse en todo el entorno mundial, tanto en cuestiones de trabajo como en las relaciones personales, que a la postre es el medio donde uno va a vivir, sentirse fuerte y pleno de conocimiento para dejar esa sabiduría en ese empleo deseado, la formación es la base y desde esas profesiones, empieza esa etapa que llegará a ser muy importante en la vida de todos.
Hoy se nos fue Doña MANOLITA PIDAL MORENO, una mujer que se entregó en cuerpo y alma a su profesión, una mujer que en sus relaciones laborales dejó una gran impronta, esa atención diaria a sus alumnos, era de una manera sensible y con un alto nivel de conocimientos sobre las materias que ella trasladaba, una profesora cercana y siempre dando consejos muy útiles y muy querida entre sus compañeros y entre todos esos alumnos a los que tuvo en toda su larga trayectoria en esos colegios de la Aldea de Doña Rama y en colegio de Belmez, ese grupo escolar.
Desde este escrito, y en nombre de todos los que componemos esta Gran Familia Belmezana de Residentes en Madrid, queremos estar al lado de su hijo e hija, de su hermana Ascensión y de toda su maravillosa familia.
Doña Manolita, siempre la tendremos en nuestras oraciones y plegarias, nunca dejará de estar en nuestro recuerdo, que Dios la acoja en su seno D.E.P.
Desde esta ciudad de Madrid, un fortísimo abrazo a toda su familia.
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