Siempre estuve muy orgulloso de mis paisanos, que en su vida laboral, social y humana, tuvieron siempre esa disposición de estar al lado de los suyos, ellos fueron mi referencia y de ellos aprendí muchísimo a sentirme belmezano siempre, mi querida Madre, nunca dejó de querer su espacio, ese bello lugar en nuestro alto Valle del Guadiato, con lo poco que había y teníamos, pero muy felices en esas calles blancas de este rincón que todo tanto queremos, esos años que vivió en emigración, supo valorar todo eso que tenemos la suerte de haber nacido en Belmez, si digo Belmez, mi pueblo y nuestra referencia.

Hoy quiero dedicarle unas líneas a una de esas personas, esos perfiles que te hacen sentirte bien, un ratito junto a él, es un regalo de Dios, supo valorar lo que significaba aquella palabra que le decía su querido padre, humildad y trabajo, y en eso siempre tuvo matrícula de honor, desde muy pequeño , ya sintió ese vacío que deja un padre, ese referente al que se le tiene como ejemplo, empezó su vida laboral como botones en la sucursal bancaria del Banco Español de Crédito, Banesto y hoy banco Santander, allí en la plaza de la Iglesia, casa donde hoy vive Adelardo Montero Rios, antes de pasar a la calle Córdoba, y posterior a la calle Río, junto a la antigua cafetería del Gran Bar, lugares que recordamos con mucho cariño, bueno en esa sucursal, nuestro amigo y paisano MANUEL CABALLERO RIVERA, estuvo en sus funciones de Botones, hasta que se trasladó al pueblo manchego Almadén de Ciudad Real. Después de dos años y medio, Manolo, se traslada a Madrid, y posteriormente a la ciudad de Santander, volviendo a Madrid de nuevo, hasta su jubilación, Manolo se integra en la Asociación Belmezana, Gran Familia Belmezana de residentes en Madrid, haciendo un trabajo exquisito y ocupando el cargo de Presidente de dicha asociación, llevando con toda dignidad dicho cargo, Manolo es una persona entregada y muy luchadora, y colabora continuamente con la Casa de Córdoba en Madrid, donde en la actualidad en un directivo importante, ya que su labor es el sello de un trabajo bien hecho, defendiendo el arraigo y costumbres de nuestra provincia en todo los eventos y actividades que esta casa de Córdoba, hace en ese proyecto de mantenimiento de nuestras raíces, y que gracias a ese fiel trabajo, esa Asociación cordobesa es un referente de las casas de Andalucía en esta ciudad de Madrid.

Cuando se trabaja con esa ilusión, pese a su edad, un poco avanzada, pero plena de sentimiento y admiración por esa fuerza exterior que emana diariamente, Manolo, como le llamamos, es esa persona trabajadora, honrada y con alto nivel de lo que significa la palabra amistad, dignificada de una forma maravillosa, su gentilicio de belmezano y por todas esas provincias que pasó, debido a su profesión, dejó muy claro ese sentimiento y ese arraigo a su tierra y a su familia, esa familia Rivera, muy extensa y muy querida en este nuestro pueblo, ese que Manolo tanto quiere.

Antes de terminar, sólo quiero decirle, que me siento muy orgulloso de haber trabajado con él en aquella directiva de la familia belmezana en esta ciudad y que siempre tuvo ese saber estar ,en todos esos años de lo que le tuve como Presidente, y ahora quiero dedicarle unas palabras a un mujer Pilar, su compañera de viaje, una mujer que nos regalo, dulzura, cariño y amor a todos esos amigos, que se formaron al llegar de nuevo este matrimonio a Madrid y relacionarse con todos los componentes de esta entrañable asociación belmezana, donde mi querida mujer, la quería muchísimo, felicidades a este querido matrimonio, así como a sus hijos.
BELMEZ, TIENE A SU HIJO, se llama MANUEL CABALLERO RIVERA, grande muy grande.

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