Es de bien nacido ser agradecido, esa frase la escuchaba en mi casa desde que era pequeño, mis padres no lo hacían saber a todos mis hermanos y era ese punto de partida ante situaciones que se planteaban y que gracias a esa ayuda de alguien en un momento se conseguía lo que tu necesitabas.

Son ya muchos años los que llevo emigrado, como muchos otros, que como yo, tuvimos que salir del pueblo buscando una sostenibilidad económica y la encontramos en diferentes puntos de este país, por donde nos ubicamos, eran esos tiempos de emigración, el salir de ese bello rincón nos costo muchísimo, y eso se nota en muchas personas que hemos tenido la oportunidad de vernos y tratarnos en estas grandes ciudades, ese recuerdo a ese rincón nuestro siempre estuvo presente y esta situación nos ayudó aún mas a seguir queriendo ese referente, ese lugar que tanto nos dio.

Hoy quiero comentar lo importante que es tener un pueblo, ser de un pueblo y querer a un pueblo, el tuyo, he visto muchas lágrimas en esos encuentros de belmezanos, realizados en esta ciudad de Madrid, el de nuevo verse y sentirse en tus adentros, ese amor a los tuyos, aquellos que un día tuviste tristemente que dejar, y coger camino de la ancha algunos, otros la estrecha, pero todos con el mismo desazón y nostalgia, ya que el dejar esas raíces era una asignatura difícil de entender, esos cierres de trabajo, lo que era esa zona nuestra, como se la dejaron caer, que lástima, esa era las conversaciones con un copa de vino fino, en esas reuniones de la casa de Córdoba aquí en esta ciudad madrileña y esas comidas de hermandad durante toda esa época del el 1977 hasta el 2012, que esta Gran Familia Belmezana supo estar siempre al lado de su pueblo y de sus gentes, hoy aún nos juntamos y pasamos ese rato infinito, ese rato que nos hace sentirnos muy felices, muchos ya nos han dejado, y muchos otros que se quedaron en nuestro pueblo y también nos han dejado, ya pero nunca dejaron de estar en nuestro recuerdos y en nuestras conversaciones, BELMEZ, siempre estuvo en nuestras venas, y ya pueden pasar años y años, que nunca dejará de estar junto a nosotros.

Es de estudio, este sentimiento que todos tenemos a ese bello lugar, las vivencias las tenemos presentes y eso en nuestras vidas nos sirvieron para muchos, veníamos de un gran pueblo, y eso se dejó notar en los puestos de trabajo que se llegaron a ocupar, personas muy bien formadas y eso quedó demostrado en esas grandes fábricas, talleres y otras instituciones, como así en otras dependencias administrativas donde mucho personal de nuestro pueblo, ocuparon esos inmejorables puestos de trabajo.

Los años van pasando, y la vida laboral cada día exige una mayor preparación, ahí tenemos que estar, seguimos luchando por el mantenimiento de esa politécnica, desde su dirección y desde ese claustro están trabajando de una manera brutal y eso hay que decirlo y agradecerlo, en esta nueva convocatoria que ya ha empezado, vamos a duplicar las plazas de estudiantes de las diferentes materias y carreras, sinceramente es un orgullo como belmezano, ese gran trabajo, esa dedicación enorme para que nuestra escuela politécnica dependiente de esa universidad, tenga esa gran proyección a todos los niveles debemos estar siempre al lado de ese hermoso edificio y apoyar a todo ese equipo humano que día tras día ,se están dejando el alma y la vida por darle a nuestro pueblo y a nuestra provincia ese lugar de estudio digno de admiración, ahí debemos estar siempre ,BELMEZ, es BELMEZ y eso es lo mejor que tenemos y por su formación y expansión, esta politécnica nuestra, siempre será nuestro orgullo principal, la base de la cultura, nace en los pueblos que luchan por ella, y en este caso, nosotros nunca bajaremos los brazos, ese esfuerzo nunca dejaremos de hacerlo.

Ya termino para reiterar ese sentimiento que todos los belmezanos y belmezanas tenemos a este nuestro lugar, ese pueblo que aún sigue vivo, a pesar de las veces que nos han matado, Belmez resurge y lo seguirá haciendo, esa es nuestra meta y nuestro mensaje y lo será de por vida.

Un abrazo luchadores, desde esta ciudad de Madrid, un abrazo grandísimo.

Daniel Solano Sujar

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