25 de junio de 2018 | Daniel Solano Sújar

EL agua, ese placer deseado

Cuanto se trabajó para llevarla a casa

EL agua, ese placer deseado
EL agua, ese placer deseado
Desde muy pequeño veía a las mujeres de mi pueblo en aquellos años de los cincuenta-sesenta, circular por las calles de mi pueblo con esos cántaros, uno en el cuadril y otro en la cabeza sujetado por una almohadilla, cuanto sufrimiento, y cuanto costaba acarrear esa agua necesaria y deseada.

Eran tiempos de necesidad en muchas casas, y la verdad esas colas en esos grifos municipales, desde muy temprano, a veces había que ir varias veces, la limpieza era necesaria y lavar en esas pilas de cemento, en verano y en invierno, donde los dedos nos los notabas, cuanto trabajaron nuestras madres en esas duras tareas del hogar.
En este pueblo donde nací había varios pilones con sus grifos, para el sustento de muchos animales que trabajaban en el campo y en ese mismo lugar, un grifo donde lo controlaba una persona y de esa forma podías recoger esa agua, para las casas, en cada punto del pueblo lo tenías, de la misma forma que esa caseta de arbitrios, en la entrada y salida del pueblo, para el control del estraperlo, tiempos como he dicho complicados y difíciles, esa casilla de “celador”, ahí se te controlaba todo lo que entraba al pueblo desde esas líneas ferroviarias de aquellos tiempos, la ancha y la estrecha, dos medios de comunicación que nos permitían movernos para otros lugares de nuestra geografía nacional.
Belmez, en ese tiempo, la cantidad de habitantes era muy importante, muchos vecinos compartían sus casas, el trabajo en esa época aún era muy importante, la Sociedad Minera Metalúrgica de Peñarroya, con todos esos centros todavía abiertos era un esplendor, y la gente acudía a sus trabajos y esa nómina era segura para el sustento de la familia, tiempos que fueron compaginados con cierres también, esa década de los cincuenta-sesenta, fueron claves para mucha emigración, las familias acudían a sus estaciones ferroviarias de este Valle de Guadiato y a pesar de que en el año 1961 llegara la empresa Encasur, una vez terminado esa gran empresa escuela como fue la Sociedad Minera Metalúrgica de Peñarroya, donde todo su personal adscrito a talleres generales, centrales térmicas, hornos de coz, fábrica de brizquetas, fábrica de tejidos, fundiciones, ferrocarriles, y esos pozos mineros en todo esta zona, fueron parte muy importante de aprendizaje de todo este personal, estos mismos, una vez emigrados, nunca tuvieron problema de colocación por donde pasaron en esas ciudades de España y en esos países donde llegaron una vez pasadas las fronteras.

Todo esto concuerda, con esa cantidad de comentarios de personas ya emigradas, que siempre dijeron, que ellos al llegar a esos lugares, gracias a la formación que llevaban, nunca tuvieron problemas de colocación, su nivel era muy alto en ese aprendizaje que mas tarde les sirvió para encauzar sus vidas familiares, la Sociedad Minera Metalúrgica de Peñarroya, esa escuela de Capataces de minas, de la escuela de Belmez, mas tarde de Peritos de minas, Ingenieros de Minas, y hoy convertida en Politécnica, esa escuela de Maestría y todos esos centros de formación que fueron claves en la formación de todos los jóvenes de esta maravillosa comarca, y digo maravillosa, porque a pesar de lo mucho que nos hace falta aún, todavía sigue inquieta y buscando esa salida al mercado laboral, a ver si algún día de nuevo, suena esa flauta a través de los gobiernos de turno y nos sacan de esta incertidumbre y desasosiego que nos abarca en el día a día…seguimos vivos y todos juntos lo podemos hacer.

Ya termino, y desde estas líneas, deseo de todo corazón que sigamos muy unidos, porque si estamos unidos, seremos mucho mas fuertes.
Como decía en el enunciado de este escrito, el agua pieza fundamental en aquellos tiempos, y hoy gracias a las obras acometidas en la década de los setenta, esa red nos ayudo a soportar esa complicada tarea diaria, hoy nuestro pantano de Sierra Boyera es un lujo tenerlo en nuestro entorno, gracias a todos los que lo hiciste posible, gracias, muchas gracias.

Desde Madrid, un fortísimo abrazo a todos mis paisanos y amigos de ese Valle del Guadiato al que tanto quiero.


 
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