Cuanto tiempo llevamos comentando historias deportivas de nuestra comarca y de esa comarca hermana, Valle de los Pedroches, cuantos partidos jugados con el mismo cariño y respeto hacia ese escudo que en ese momento tocaba defender, la verdad la vida te ofrece muchos momentos de estos y siempre intente aprovechar, el tener a tu lado compañeros de juego, esas personas que nunca dejaste de recordar, y además cuando tienes esa gran oportunidad de poder echar ese rato junto a ellos, lo haces con una gran alegría, ya que ese reencuentro es muy especial para todos, y eso es lo que debe de contar, esas amistades siguen muy vivas, y gracias a ellas, uno se forjó para ser mejor persona.

Son episodios de muchos chavales, que en nuestros años jóvenes, tuvimos esa gran suerte de convivir, y yo la verdad fui inmensamente feliz en esa década, donde el amor a fútbol se hizo realidad, siempre he dicho que es necesario que todo gire alrededor de un buen ambiente, y la verdad que todo esto lo encontré cuando mi gran amigo Antonio Cobos Talaverano, me dijo, quiero que juegues conmigo en el C.D. Pozoblanco , eran tiempos de mi obligado servicio militar y bueno, como muy poquito fondo, ya que esos desfiles por el llano amarillo desfilando con aquél mosquetón, hacía que me quedara sin fuerzas, por el calor reinante en ese destacamento militar de Obejo el viejo.

Como no podía ser de otra forma, le dije si a mi gran amigo y debute en duelo complicado, en Villanueva de Córdoba, marcándome, NINO, hermano de Carmonilla, célebre e importante persona ligada al fútbol de ese gran pueblo, pase esa dura prueba y desde ese mismo momento que el míster Pedro Parra, me dijo que contaba conmigo para el equipo de la temporada, me sentí el hombre más feliz del mundo.

Hoy quiero hacerle un reconocimiento personal a uno de mis compañeros, por todo lo que me dio, en esos momentos, Juan de Dios, portero titular del equipo en esos momentos, el rubio, ese canijo, que botaba bajo los palos, ese portero de grandes cualidades, he pasado por muchos equipos en mi tiempo de jugador, y la verdad nunca ví a un jugador bajo los palos, con esa elasticidad, con esa seguridad en el uno contra uno, como iba por arriba en la salida de los córner, como vivía el partido en el vestuario, antes de saltar al Virgen de Luna, cuanto apoyo a todos, siempre con esa alegría, siempre con ese respeto, siempre atento a todo, y como sentía esos triunfos, son momentos inolvidables para mí, ya que fueron muy intensos todo ese tiempo que me puse esa camiseta con el gallo encima del pozo.

JUAN DE DIOS, era ese guardameta que al tenerlo contigo era una gran satisfacción, tenerlo bajo los palos era tener ese seguro, y empezar un partido sabiendo, que ahí en la parte de atrás, hay alguien que estará pendiente de todo, que su voz se va a escuchar, mandando, ordenando y como lo hacía, este rubio que volaba de palo a palo y se levantaba con una rapidez endiablada, no es pasión, quiero ser justo, y la verdad que este pozoalbense dejó el pabellón en lo más alto y eso para mí ,era una gran satisfacción tenerlo como compañero.

No puedo ni debo cerrar este escrito realizado desde mi corazón, sin agradecer todo el cariño que me dieron, tantos directivos, Presidente, utilleros y aficionados, en mi mente están todos. algunos nombres se me pueden ir, pero jugadores de la talla de todos ellos, siempre estarán en mi recuerdo: Juan de Dios, Foncho, Mestre, Chico Horacio, Guijo Benigno, Pepe, Castillo ,Teo, Redondo, Antonio, Parra, Palacios, Luque, Evelio, Sevi, Antonio Cobos, Cascorro, Félix Dueñas y tantos otros, sin olvidarme de esos hermanos MARUSA, Andrés y Santi, personas que se dejaron el alma por estos colores, a todos muchas gracias y en especial a mi gran amigo JUAN DE DIOS, gracias amigo por todo lo que nos diste y que siempre fue mucho.
Desde Madrid, un fortísimo abrazo para todos.

---

<< Volver a Daniel Solano Sújar