3 de enero de 2018 | Daniel García Gallardo
Adoctrinamiento
Nos preguntábamos con anterioridad ¿Alguien puede imaginarse que se realice cualquier acto de exaltación al nazismo o fascismo, en Alemania o Italia?
Por la misma razón, en una democracia, el Estado no puede primar religión por encima de otra. De la misma forma que tampoco debe amparar su difusión en los edificios o espacios públicos, los cuales se sostienen con los impuestos de todos, eso, además de discriminatorio ¡sería dar amparo a una clase de adoctrinamiento!
El Estado debe garantizar el acceso al conocimiento y difusión de toda clase de enseñanza y cultura que no sean contrarias a los principios y valores democráticos, pero en igualdad de condiciones. El primar un tipo de religión (ya sea mediante su difusión o subvención), es contrario al principio de igualdad que debe prevalecer en todo momento. Las religiones deben circunscribirse al ámbito privado de la sociedad y la persona.
En un país, gobierno o sociedad que se digan democráticos, como ya dije, no pueden tener cabida, y menos las subvenciones. Con más fortaleza, aun, en el caso de asociaciones que no encarnen en sus estatutos los valores democráticos, legislando lo necesario para impedir su difusión y enseñanza; asimismo es necesario legislar lo necesario para avalar la enseñanza y difusión de la enseñanza religiosa, pero exclusivamente circunscrita a la esfera privada. Me permito hacer referencia a las palabras del Papa Francisco:
“Un Estado debe ser laico. Los estados confesionales terminan mal. Esto va contra la Historia", subrayó el Papa al diario católico francés. Preguntado por el modelo francés, Bergoglio apuntó que "cada uno debe tener la libertad de expresar su propia fe, y si una mujer musulmana quiere llevar el velo, debe poder llevarlo. De la misma manera que si un católico quiere ponerse una cruz".
Para el Papa, "las personas deben ser libres de profesar su fe en el corazón de sus propias culturas y no en los márgenes". Pese a todo, Francisco matiza y dirige una "modesta crítica" a Francia, a la que acusa de "exagerar con el laicismo", lo que "lleva a considerar las religiones como subculturas en lugar de culturas a título pleno y con sus derechos. Temo que este enfoque, un comprensible patrimonio de la Ilustración, sigue existiendo. Francia necesita dar un paso hacia adelante sobre este tema para aceptar el hecho de que la apertura a la trascendencia es un derecho para todos".
En la entrevista, el Papa defiende la autonomía de los estados para establecer las leyes que considere oportunas, pero también la libertad de los creyentes de hacer objeción de conciencia. "El Parlamento es el que debe discutir, argumentar, explicar, dar razones. Es así como crece una sociedad. Sin embargo, una vez que la ley ha sido aprobada, el Estado también debe respetar las conciencias. El derecho a la objeción de conciencia debe ser reconocido dentro de la estructura jurídica, porque es un derecho humano. También para un funcionario público, que es una persona humana".
En una democracia ¡perse!, ninguna religión debe prevalecer institucionalmente sobre otra u otras. Ninguna debe recibir un trato que pueda
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