Bueno, hoy es de esos días que me siento muy orgulloso del comportamiento ejemplar de un belmezano que siempre dignifico ese deporte que practicó, me he sentido muy feliz al leer una crónica deportiva del periódico de Extremadura, donde se recoge unas líneas de agradecimiento a este gran profesional que en todo ese tiempo que estuvo en ese club dirigiendo esa parcela técnica, siempre dejó esa impronta de un hombre que se viste por los pies, una persona entregada de corazón en la defensa de ese escudo que defendía y que al terminar esa primera campaña llevando las riendas de ese club, tuvo esas llamadas telefónicas por parte de clubs que se interesaban por su situación y que él rechazo porque quería darle a C.D. AZUAGA lo mejor de él, y me consta que se lo dio, cuando al finalizar la siguiente temporada,se llega a play-off, jugando esos dos encuentros, y terminando ambos mas la prórroga en empate a cero goles, IPURUA, vio en directo la evolución de este equipo, un equipo que dejó constancia de ese gran juego, algo que nos dejó a todos un poco tristes pero a la vez muy contentos, ya que esa gesta histórica quedará para los anales de la historia deportiva de este gran pueblo y de este gran club.
ANTONIO JESÚS COBOS RIOS, es un chaval belmezano que aprendió en su casa lo que significa estar en este mundo deportivo, en su casa tenía al mejor anfitrión, su padre uno de los mejores jugadores de fútbol de toda nuestra comarca, le enseñó igual que a sus hermanos, ser responsables, humildes, comprometidos y generosos en esa faceta cuando jugaban, al terminar su periplo de jugador y empieza con esas labores de entrenador, tenemos infinidad de comportamientos exquisitos dirigiendo a todos esos equipo en los que estuvo llevando, sólo hay palabras de agradecimiento por parte de todas las personas que giran y giran alrededor de un club, como directiva, presidentes, utilleros y afición, a todos estos estamentos deportivos, ANTONIO JESÚS llegaba de esa forma que siempre lo hizo, con esa humildad y con esa gran educación, asignatura que siempre la aprobó con matricula de honor, hace un rato he estado escuchando las palabras que a dejado en esa entrevista radiofónica y ahí ha quedado patente la calidad humana de este pedazo de belmezano que en este tiempo que ha estado en ese club, ha hecho mas grande al pueblo deportivo de BELMEZ, ha seguido esa gran educación que mamó de sus padres y abuelos, y la verdad, a mi se me ha caído algunas lágrimas escuchando su voz en esa entrevista.

Sé lo mucho que ama al fútbol, sé lo fuerte que es, sé que esto seguirá para adelante, porque cuando una persona se entrega de la forma que lo ha hecho este hombre, el resultado será optimo, nuestro MISTER, esa persona que tanto se quiere en BELMEZ y tanto se le quiere en esos pueblos por donde pasó, él sólo con su sonrisa daba por hecho ese gran trabajo diario, ha estado ahí trabajando sin parar, ha estado las veinticuatro horas del día pensando en esos temas deportivos, buscando estrategias y trabajando y trabajando para estar a la altura de la competición, un grupo fuerte y con equipos que militaban algunos profesionales en su etapa ya de vuelta, jugadores semiprofesionales, con altas fichas económicas, y contra todo esto y contra esos grandes presupuestos peleó este equipo que el dirigía, nunca bajó los brazos, inculcó a sus jugadores que ellos podían, les metió esa asignatura ese ROCK AND ROCK, y la música se empezó a oír en esos campos de esa tierra extremeña, cuando el balón bajaba al suelo, unas melodías sensacionales que les llevó a la gloria, a ese campo y a esa ciudad a medirse en esa fase de ascenso, esto y esas buenas clasificaciones es el balance de este excelente ENTRENADOR, ahí dejó patente, todo lo que en su día le enseño ese maestro, ese hombre que dignifica siempre la palabra belmezano, nuestro Antonio Cobos Talaverano, el hijo de Emilio Cobos Sújar y Anita Talaverano.

Ya termino, pero antes quiero darle un abrazo virtual a través de este escrito a un hombre que como siempre ha dejado el pabellón belmezano en lo mas alto y esto es digno de decir.

Gracias, MAESTRO, porque ya si tienes ese título que tanto dignificó a tu padre.

Me siento muy orgulloso de ti y sabes que te quiero.
Gracias ANTONIO JESUS.

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