Cada vez que noto ese arraigo en esas personas que a pesar de todo el tiempo transcurrido, nunca perdieron sus origines, me da mucha alegría el poder observar que ese sentimiento hacia la tierra que te vio nacer, sigue viva, pero que muy viva.
Este pueblo nuestro, en aquellos años y aquellas épocas, creo sinceramente que todos fuimos muy felices y esos momentos vividos los llevamos como bandera en todos los demás sitios de este país por donde muchos tuvimos que emigrar y adaptarnos al nuevo ciclo de vida.
Muchas han sido las personas que tuvieron que coger aquél tren, en busca de nuevos horizontes y en busca de ese trabajo que nos diera la estabilidad necesaria, y así de esta forma, crear ese ambiente familiar importante para la educación de esos hijos que nos vinieron en esa nueva etapa familiar.
Hoy quiero agradecerle a una belmezana, ese amor por su tierra, por sus gentes, y por esos amigos y amigas, que nunca dejaron de estar a su lado, en esos pensamientos y sentimientos hacia ese rincón que tanto amamos.
La vida va pasando y nos vamos haciendo mayores, y ya empezamos a tener pérdidas importante de amigos y amigas que se nos van, amigos y amigas que siempre estuvieron conectados y que nunca dejaron de estarlo, esos días vividos junto a ellos y ellas, fueron días de felicidad, esas pascuas, esa feria, esas procesiones y ese encuentro en esa calle Córdoba, era el sueño de todas y de todos, sinceramente creo que en esos años comentados, se creó un ambiente muy bonito de amistad y que después de cincuenta años sigue de por vida, junto en todos y todas.
Belmez, nos dio algo que siempre lo llevamos en esa mochila de recuerdos imborrables, podría estar hablando de tantos momentos inolvidables, vividos en ese bello lugar, eso lo llevamos en el corazón la mayoría de los nacidos ahí, y cuando nos vemos y nos saludamos lo hacemos con una alegría inmensa, y enseguida saltan esos recuerdos de todos esos tiempos que nunca olvidamos.
Hoy quiero agradecerle a una persona que siempre dignificó ese gentilicio de belmezana, una mujer valiente y muy comprometida con esta vida social y familiar, una belmezana con ese carácter y una entrega generosa en esa amistad, una amiga de la que me siento muy orgulloso de serlo, de la misma forma que la amistad que me une con su esposo Pedro, sinceramente Mariangeles Pérez Sánchez, dejó y deja siempre ese bello recuerdo entre sus amigas y amigos,su entrega en el cariño hacia su pueblo lo lleva siempre consigo y lo expone a diario y eso lo deja con una nota muy alta de sentimiento y devoción en sus expresiones, y es para mi una inmensa alegría el poder leer esas manifestaciones sobre la vida actual y la vida de ese pueblo que tanto todos queremos.
Han pasado muchos años, desde esos años de jóvenes, esos años de amistad verdadera, pero no ha menguado ni un ápice de todo aquello que no hizo ser felices, junto a nuestros amigos y amigas comunes que hoy siguen ahí.
Gracias MARIANGELES, por todo lo que nos diste y que fue mucho.
Desde esta ciudad de Madrid, un fortísimo abrazo para ti y para toda tu maravillosa familia.

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