2 de agosto de 2016 | Francisco J. Cabezas
In memoriam a mi padre
In memoriam a mi padre
A lo largo de los años que he escrito en este periódico, he dedicado esta sección a personas conocidas y queridas que nos han ido dejando, pero no se pueden imaginar ustedes lo difícil que me resulta hacerlo a uno de los seres que más he querido en mi vida, a mi padre fallecido el pasado 17 de julio.
Hombre afable, familiar, generoso, cercano, divertido, chistoso, amigo de hacer favores, desvivido por los demás, amigo de sus amigos, buen padre y buen esposo, la honradez personificada, comprometido con su pueblo, fue concejal del Ayuntamiento de Fuente Obejuna, tesorero de la hermandad del Señor de la Misericordia, presidente del Círculo de la localidad, responsable del transporte escolar allá por los años 80 y 90, perteneció a las asociaciones de padres de alumnos, etc.
Luis Cabezas era tan conocido y querido en Fuente Obejuna como en las aldeas, siempre he ido con la cabeza muy alta orgulloso de ser su hijo, recibiendo siempre halagos hacia su persona.
Hombre criado entre libros, desde muy joven fue acrecentando la que hoy día es la mejor biblioteca privada de Fuente Obejuna. Persona de una vasta cultura que ha sabido transmitirnos su sabiduría a lo largo de los años.
Siempre le gustó estar a la última, el primer tocadiscos, radio cassette o televisor de aquellos años estaba en mi casa.
Su interés por aprender no cesó nunca. Fue un gran amante de la cultura y lengua francesa y no se resistió a estar siempre a la última a pesar de su edad realizando cursos de informática y tecleando su portátil hasta hace apenas un año.
Otras de sus aficiones eran la filatelia, el cine, la ópera y la zarzuela, siempre sintió verdadera pasión por la música.
De espíritu aventurero y viajero del tiempo, mi padre dio la vuelta al mundo sin apenas salir de España, con sus libros y documentales, de hecho sintió siempre gran admiración por el escritor francés Julio Verne.
Mi padre nos inculcó, a mis hermanos y a mí, valores como el respeto, la honestidad, la solidaridad y el saber estar.
Dicen que los padres no se eligen, pero de haber sido así te hubiera elegido a ti.
En nombre de mi familia y en el mío propio quiero agradecer las muestras de cariño y las palabras de aliento y consuelo recibidas en estos momentos tan duros y dolorosos.
Me gustaría terminar este escrito con una frase de Isabel Allende que dice “La muerte no existe, la gente sólo muere cuando la olvidan; si puedes recordarme siempre estaré contigo”.
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