13 de abril de 2016 | Joaquín Rayego
De la Escuela Moderna en Peñarroya ─ Pueblonuevo
DESDE TIEMPOS INMEMORIALES LA EDUCACIÓN EN ESPAÑA ESTUVO EN MANOS DE LA IGLESIA
De la Escuela Moderna en Peñarroya ─ Pueblonuevo
Mientras la Educación esté en función de los intereses de casta, y del rancio partidismo de los ERES, a los españoles no nos quedarán otras expectativas que las de mirar hacia el cielo, para ver si llueve o no llueve, y leer las previsiones que sobre nuestra economía hacen Bruselas y el Fondo Monetario Internacional.
Desde tiempos inmemoriales la educación en España estuvo en manos de la Iglesia, y es de reseñar la gran aportación de nuestra mística y de nuestra Teología, a la Historia de la Filosofía, y de la Literatura.
La respuesta que escuché en boca de un catedrático de Filosofía, afectado por la “marca” que ese tipo de enseñanza dejó grabada en su escudo, es un bardón que en más de uno de nosotros se hace reconocible:
─ Ya conoce mi salario, y los extras que recibí por impartir alguna que otra conferencia. Le pido a usted que me haga la Declaración de la Renta, pues ya sabe que los números me aburren, y que soy hombre de Letras…
Desde mediados del siglo XIX a este tipo de enseñanza, tan poco propicia a las ciencias, le salió una roncha en la espalda que proclamó a los cuatro vientos la necesidad de una enseñanza laica, capaz de superar viejos estigmas, de cambiar las estructuras materiales del Antiguo Régimen, y de atajar el grado de analfabetismo de una sociedad anclada en plena Edad Media.
Y es tan así que en el Cuestionario de la Comisión de Reformas Sociales (1890), inspirado por el krausista Gumersindo de Azcárate, se apunta por parte del colectivo médico que la situación obrera podía mejorar con instrucción y menos “tabernas”.
En el año 1857 un grupo de intelectuales que proclama la necesidad de reformas en nuestra Universidad, y de la sociedad en que se inserta, abogará por la filosofía del alemán Karl Christian Friedrich Krause.
La incidencia en los campos del Derecho y de la Educación de la citada filosofía, y aquella pátina mística que la caracterizaba, junto a la pérdida de fe en las bondades de la Iglesia, fueron razones de peso para que las ideas del masón Krause tocaran el interés de un gran número de enseñantes, pues
un aspecto importante que aportaba esta filosofía era la necesidad de un orden jurídico que permitiera el mejoramiento moral de la Humanidad.
Y fue así que de unas personalidades afectadas por un cierto talante religioso ─ como D. Julián Sanz del Río, D. Fernando de Castro, D. Francisco Giner de los Ríos, etc…─ surgiría la idea de secularizar los planes de estudio, ante la desproporcionada influencia de la Iglesia, a la que concebían como una institución histórica, pero cargada de dogmatismo.
“La Cuestión Universitaria”, como respuesta al decreto promulgado por el ministro Orovio prohibiendo al profesorado la pertenencia a partidos o asociaciones políticas; y la pertinaz insistencia en que la enseñanza, desde la Primaria a la Superior, siguiera estando bajo el control de los obispos, provocó el reto al Gobierno de D. Emilio Castelar, y la separación de sus cátedras de personajes ejemplares y de gran austeridad moral, como D. Julián Sanz, D, Fernando de Castro, D. Nicolás Salmerón, y todo un largo etcétera.
En Andalucía los krausistas contaron con la aportación del rondeño Giner de los Ríos; y la del gaditano D. Antonio Machado Núñez, médico de profesión, y catedrático de Historia Natural en la Universidad hispalense.
La evolución del krausismo hacia el positivismo vendría de la mano de D. Antonio Machado Álvarez, sustituto de D. Fernando de Castro en la cátedra de Metafísica de la Facultad de Filosofía y Letras, de Sevilla.
Un paso más supondría la creación, por parte del expedientado Salmerón, del Colegio Internacional, donde se reuniría la flor y nata del krausismo, y de su futura extensión: la Institución Libre de Enseñanza.
El tema de la secularización de la enseñanza, y las paulatinas aportaciones filosóficas recibidas de fuera, llevarán a otra reivindicación social: la de la mejora de la educación en la mujer.
La metodología y las ideas del alemán Friedrich Fröbel, adoptadas por profesor cordobés D. Pedro de Alcántara García Navarro ─ Auxiliar de la Dirección de Instrucción Pública, y Secretario de la Universidad Central ─ serán defendidas en sendos artículos publicados en el Boletín de la Revista de Madrid, por este amigo de los krausistas y de la I.L.E, y fundador de La Escuela Moderna.
Desde las páginas del periódico del mismo nombre el Sr. Alcántara emprenderá una cruzada a favor de la enseñanza laica y gratuita, y de la conveniencia de la coeducación entre sexos, preguntándose si la enseñanza de la Religión no debería quedar relegada al ámbito de los curas.
La metodología de Fröbel insistía en la conveniencia de un “método activo” ─ alejado del miedo al castigo corporal, y de los exámenes─ , en el que se promoviera el desarrollo físico del niño, y su relación con la Naturaleza, por medio de las excursiones y de la enseñanza al aire libre.
De estas nuevas ideas también participaría la sociedad peñarriblense, como muestra el “Suplemento de la Escuela Moderna”, nº 1053, año XVII, fechado en Madrid el 5 de enero de 1907, que ha tenido a bien facilitarme el afanoso investigador local D. Manuel Montes Mira.
En la pág. 29 del citado Boletín, en el apartado de Sociedad “La Escuela Primaria”, figuran las “Bases del concurso para promover la plaza de maestros de la Escuela de dicha sociedad”.
En ella se habla de la Enseñanza, y de su carácter y extensión; de la que se sigue que la Enseñanza deberá ser “educativa, e instructiva, e integral”; y dentro de su carácter educativo, atender preferentemente a su condición de moral.
La enseñanza será eminentemente práctica y racional, y al efecto deberán emplearse los sistemas, métodos y procedimientos que preceptúa la Pedagogía Moderna.
Termina la larga y oportuna relación con el siguiente párrafo:
─ Para garantía de los maestros que tengan a bien presentarse a este concurso, se hace saber que la Sociedad de la Escuela Primaria está constituida por empleados y operarios de la Sociedad Minera y Metalúrgica de Peñarroya, una de las empresas industriales más potentes de España, que cuenta aquí con más de 60 empleados y más de 6.000 operarios, cuya empresa protege y subvenciona a esta Asociación, lo cual es base importante y garantía de estabilidad de la escuela.
Firmado en: Pueblonuevo del Terrible (Córdoba), 23 de diciembre, 1906.
El presidente de la Sociedad: J. González.
…
En lo tocante al tema de la educación los krausistas españoles, principales promotores de una educación seglar, reciben de entre quienes les reconocen como “las escuelas sin Dios, hipócritamente llamadas neutras”, su correspondiente ración de críticas e improperios.
Como ya observara D. Marcelino Menéndez y Pelayo, la krausista y la masónica son filosofías que guardan una gran concomitancia entre sí; y es el calificativo de logia, de “secta oscurantista”, y de su ininteligible lenguaje, lo que llevará a muchos a desconfiar de su credo, como muestra la carta en la que el polígrafo santanderino muestra “en petit comité” los lodos en que se mueven los delicados y espirituales krausistas:
─ No sé qué decir de esa Junta non nata, puesto que no sé que se haya reunido ni una vez siquiera, y por mi parte, ni siquiera he recibido el nombramiento. La idea era buena; pero el personal no podía ser más abigarrado, y sospecho que en el fondo de ello debía de andar la mano de los krausistas de la Institución Libre, que saben como nadie barrer para adentro y hacerse dar comisiones y subvenciones.
D. Marcelino no aguanta la “hórrida barbarie” con que los krausistas hablan y escriben, ni sus divagaciones “de carril fijo”, y rechaza el cerrado ambiente en el que hablaban y vestían de igual modo, se ayudaban y protegían unos a otros, y se repartían las Cátedras como botín de guerra.
El filósofo integrista D. Juan Manuel Ortí y Lara también dice haber calado a aquella “sociedad clericoliberal”, a la que define como una “combinación rara de idealismo, ideas liberales, intransigencia, soberbia y capacidad de manipulación”.
El crítico y poco tendencioso D. Leopoldo Alas, “Clarín”, en su relato “Zurita”, también hará amago de burla de los krausistas: Aquiles Zurita, eterno estudiante influido por el catedrático don Cipriano, y por la filosofía krausista, es víctima de sus continuos ayunos y vigilias, con la pretensión de ver “la Unidad del Ser dentro de sí”. En sus últimos años, convertido en profesor de Filosofía de un Instituto, es un hombre desilusionado, y un magnífico gourmet.
En “Los dos sabios”, el referido ovetense refiere el encuentro casual en un balneario de Gilledo y de su discípulo Fonseca, defensores ambos de una misma teoría.
Un pequeño tropiezo entre ellos es la causa de que, pasado un año, Fonseca defienda una teoría contraria a la del maestro, por la mala impresión que de aquél había sacado.
Y José Marco, en su libro: “Francisco Giner de los Ríos. Pedagogía y poder” no dejará hueso sano en reputación del maestro de D. Antonio Machado Ruiz:
─ Hay plagiarios que se creen sus plagios, como Don Quijote llegó a creerse los libros de caballería. En el caso de Sanz del Río, no es una hipótesis descartable. Llevaba muchos años absorbiendo textos krausistas, alucinándolos en un aislamiento casi perfecto, sin contrastarlos nunca con otros escritos o con la realidad.
En opinión de Marco, Giner repite ideas rancias, pues para aquél las bellas artes sólo sirven “para enervar la vida con el postizo recreo de una ornamentación sensual, vendida a peso de oro”. Ha vencido la “anarquía” y con ella “estas fortunas pletóricas, y este fausto insolente, y esta orgía constante, y esta calentura del vivir aprisa, cuyas tremendas pulsaciones no arrancan sino gritos de júbilo a nuestras modernas Babilonias”.
En cuanto al filósofo Julián Sanz del Río tampoco le caracteriza el aprecio por sus compatriotas, de quienes escribe en su diario: “El espíritu español es religioso como una mujer que una vez maldice, otra besa las manos del hombre que la domina”
Amén de ejercer toda su vida, según Marco, como un burgués acomodado que vivió sin gran esfuerzo de su parte, y gracias a las rentas de su tío, y de su mujer.
Incluso en su entierro “presuntamente laico” Sanz del Río, autor de un libro condenado por el Índice, estuvo rodeado de curas como él quería: el propio Fernando de Castro, Lázaro Bordón , Antonio María García Blanco, etc…
Lo mismo sucedió con D. Fernando de Castro quien, antes de su muerte dispondrá de los detalles de la ceremonia mortuoria: tapa de ataúd forrada de morado, y una cruz roja debajo con el lema “Charitas generi humani”.
…
Conclusión: Entre tirios y troyanos, entre logsistas y partidarios de la LOMCE, el desmadre es tan colosal que más de una vez pensamos que este país está falto no solamente de criterios, también de moralidad.
Los Ayuntamientos de izquierdas promueven, mediante el óbolo de la subvención, la recuperación de tradiciones que en algunas poblaciones nunca existieron ─ como la fiesta de la Cruz─, al tiempo que arremeten contra un símbolo que se alza en el punto más álgido de aquel lugar.
Otros hacen un quiebro de cintura ─ como el alcalde de Cádiz, o la alcaldesa de Córdoba─ para salir a recibir a un miura cargado de chapitas, y dispuesto a romperle los morros al pagano que impide el paso a su cruz "de Arriba", o "de Abajo".
El fenómeno está magistralmente explicado en “El mundo es nuestro”, película subvencionada por los propios espectadores, que señala el singularísimo cisma que preside la vida de los asentados en la una y en la otra banda del camino. Y lo difícil que es entender sus galimatías.
Ese auténtico sin Dios de todas las Españas, al que nunca se aclimató el bueno de Machado, y de quien no se fía ya ni el que “que asó la manteca”.
Comentarios
No existen comentarios para esta publicación
Deja un comentario