18 de enero de 2016 | Daniel Solano Sújar

Dignificaron esa camiseta roja…

Manuel Ruiz y Antonio Muñoz
Manuel Ruiz y Antonio Muñoz
En nuestra querida comarca tenemos cantidad de personas que en su vida cotidiana dejaron esa empatía entre todos lo que por suerte tuvimos esa gran oportunidad de convivir con ellos momentos irrepetibles, siempre he defendido que la práctica de cualquier deporte te hace ser una persona más cercana, mas comunicativa y a la vez mas sonriente, la formación es muy importante y el estar cerca de entrenadores de nivel y que saben sacar de ti sacar lo mejor es muy importante para mejorar tu rendimiento, hoy me toca comentar para mi periódico digital la evolución de dos excelentes jugadores del Peñarroya C.F., han pasado cerca de cuarenta años y todavía en nuestras retinas están aquellas grandes facetas futbolísticas de estos dos jugadores, se que la enseñanza de sus grandes entrenadores, Parrilla, Usagre, Carnero, entre otros supieron darle su sitio y con ellos fueron muy felices, en el fútbol es muy necesario e importante en la labor del entrenador el ser contemplativo, comunicativo y a la vez muy cercano y estos que he mencionado siempre serán recordados por esos motivos, siempre estarán en la memoria de todos si el trabajo lo hacen buscando siempre el mayor rendimiento del equipo y en este caso, quedó más que demostrado en esos años que ellos fueron los dueños de ese espacio en el banquillo de ese gran estadio de Casablanca, miles de historias comprende la vida de este estadio.
Bueno, hoy quiero agradecer el gran fútbol que nos dejaron estos dos jugadores, Manuel Ruiz, el monarca del centro del campo, ese Lolillo, que apenas con poquitos años se situaba en esa media luna y hacía la delicias de todos los allí presentes, su movilidad era completa, sus piernas las dos la manejaba como quería, y desde ahí mandaba, ordenaba y colocaba a sus compañeros, con una visión de fútbol muy desarrollada, un jugador de un nivel altísimo, un hombre que siempre supo dignificar esa bonita zamarra roja, siempre compañero y siempre respetuoso con su fútbol y con los contrarios, la personalidad la desarrollo de una forma genial y de verdad una vez acabada su vida deportiva y empezó su vida laboral una vez finalizado sus estudios, dejo muy claro la clase de persona que es en esos años de trabajo en la empresa ENCASUR, en el Pozo Espiel, una persona entrañable a la que el fútbol y la vida laboral la supo desarrollar de una forma magistral, como magistral es él como persona.
Antonio Muñoz, el niño de la farmacia, que puedo decir de él, una persona entrañable y con un gran corazón, compañero, amigo y siempre una persona tolerante y un jugador de una calidad muy contrastada, esa banda derecha de Casablanca, lo adora, ese regate rápido, esa forma de conceptuar el fútbol en cada momento del partido, grandísimo jugador, sus centros eran medidos para ese gran delantero que formaba con él una delantera peligrosa, su fútbol muy definido y elegante, además muy generoso en los pases finales, igual que el Monarca, siempre supo dignificar esa pedazo de camiseta, referencia de un gran club, he tenido la suerte de verlo en muchos partidos hasta su retirada, en aquél equipo de la Era, un equipo entre amigos que de nuevo dejó esa sensación de esa persona entrañable y compañero.
En su vida laboral, sólo puedo decir que esa farmacia de la calle la Luna, es un gran ejemplo de cómo atendía a sus clientes y amigos, un hombre que se le quiere y mucho en su pueblo, ayudó, colaboró y lo sigue haciendo, siempre sus manos abiertas a todo el mundo y una cosa la tiene muy clara, es amigo de sus amigos, un hombre que hace pueblo y que siempre tiene ese aliento de ánimo para el club de sus amores, ese PEÑARROYA C.F. de su alma.
Mis felicitaciones para los dos y para sus familiares, enhorabuena a todos por la calidad humana de estos GRANDES PERSONAS Y EXJUGADORES.
Desde Madrid, os quiero Chavales.

 
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