3 de octubre de 2015 | Joaquín Rayego Gutiérrez
En caso de aburrimiento, rómpase el tarro
─ “SIN UNA CULTURA. SIN UNA ARTICULACIÓN, LOS PERROS SOLAMENTE AULLARÍAN” (EUGENIO D´ORS)
En caso de aburrimiento, rómpase el tarro
Continuamente se determinan en la Gramática nuevos criterios de clasificación; así, el que distingue entre las palabras simples, compuestas, derivadas, y parasintéticas.
Como hay gente para todo, y artistas que tienen el don de la exhaustividad, un jovencísimo gramático acaba de proponer un nuevo término, el de palabras “parásitas”, esto es, aquéllas que por mor de la psicología social participan íntimamente del significado de las que le acompañan. La nueva definición viene explicitada así:
“Tal sería el caso de la palabra “aburrimiento”, término que encuentra su concreción en situaciones extremas de ocio que inducen a la mentira; o bien, en individuos que mienten, con la loable intención de no aburrir.
En regiones de buen clima ─ continúa la transcripción del citado párrafo ─ donde la alegría de vivir es el principal sustento del estómago, yde la imaginación, se acostumbra a hacer uso de la fantasía y a contar historias, para recreo del individuo, yde la comunidad”.
Y, a continuación, para colorear semejante teoría, el filólogo hace uso de la ejemplificación:
“Cuando un grupo de diletantes se enfrasca en animada charla, aprovechando el fresco de la noche, lo importante no es ya lo que se diga, si no la manera de decir y de llevar a los oyentes prendidos al mágico hilo de la conversación. Como pasa entre los contertulios de la tele, que cogen fuelle antes de hablar, y aquel detalle técnico influye en mantenerles el gesto impasible, y la voz afectada y susurrante, como silbo de serpiente. Sic:
─ ¿ Pues no sabéis lo de Antonio..?
(Antonio, para quien no lo conozca, es uno de los asiduos a la reunión, que goza de la consideración de los presentes. Un “¡viva la Virgen!”, como se suele decir por el Sur; alguien que, sin usar un palustre para enlucir paredes, y por los avatares de la vida, se promocionó desde un cargo de “listero”, al de jefe de obra y, posteriormente, al de cabeza de turco, y al de capitalista con una fuerte subvención estatal).
─ No aparece por aquí desde hace, por lo menos, un par de semanas. Se habrá ido a ver mundo, que últimamente anda como cigarrón, que salta y no sabe dónde.
─ Pues mañana te enterarás de lo que vale un peine. Que no había de ser yo quien lo divulgue, que los gacetilleros yaestán al quite, y supongo que un día de estos saldrá una foto suya en un periódico de sucesos, o bien en los “Ecos de Sociedad” de la revista “Hola”…
Como quien no quiere la cosa el abejorro de la duda ensaya una pirueta en el aire; y, como cosa propia del calor, las moscas golosas acuden y ponen cerco al pastel. Lo demás, un gesto leve de nada, una sutil insinuación….
─ ¡Válgame Dios, tío Rufino, las vueltas que el mundo da…! ¡Lo que le quedaba que ver a la pobre Leonor..!¡Con lo enamorada que estaba!
─ ¿Estaba, dices? Pero, Andrés, ¿hasta dónde piensas llegar andando con tanto tiento? ¿Es que ya se divorciaron? ¡Lárgalo de una vez, por la gloria de tu madre..!
─ ¿Qué más podría añadir? ¿Acaso conozco el temacomo para hablar con propiedad? Pues lo que tú te supones, sabiendo lo que Antonio es… ¡Su secretaria, hombre de Dios! ¡Su secretaria, que le tiene sorbido el seso, y que ha hecho un pelele de trapo de un buen padre de familia!
─ ¡Cosas verás, compadre! Pero si uno no está puesto en el cálculo matemático, ni en el balance de cuentas, a alguien tendrá que acudir, digo yo. ¿Y a quién mejor que a una eficiente secretaria?
─ ¡A buenas horas, mangas verdes!Y a una persona tan mayor, que va ya por los setenta, y que se echa manchas de grasa en la ropa ¿quién le va a planchar los trajes, a lavar los pantalones, y a almidonar las camisas..?
─ No sería el primer caso de un individuo, ya mayor, que en un día de sol sale cantando por peteneras. Ahí tenéis el ejemplo de Picasso, de Rodin, de Vargas Llosa, y de Cela, entre tantos. ¡Si les olvidósu mujer, es que ya se habrían olvidado hasta de su sombra!
Pues, a lo que realmente vamos: quecuando ya amanecía, el pájaro abrió la jaula, y voló, voló y voló…, como la lechuza sobre el olivar, de Machado.
─ ¡Qué poético te has puesto..! ¿Y su mujer, qué dice de eso..?
─ Pues la pobre qué va a decir, recién acaba que está de caerse de un guindo… Me imagino que en principio pondría cara de malos amigos: de esos a los que hay que dar el alto desde lejos; ahora estáya anestesiada, y sólo repite queel pajarillo voló; que se fue, sin ella, a un paraíso fiscal; y que ya lo sospechaba, pero que quién le ponía el cascabel a un gato tan encantador como su maridito…
─ ¡Quién lo diría, con lo paciente que era..!¡Porque a su señora no la aguanta ni siquiera el santo Job!Pero…¿a quién va a enamorar un viejo que en lugar de dientes tiene encías, y que se mea fuera de la taza del retrete?
─ ¡ A la sinvergüenza de su secretaria, que no tiene perdón de Dios..! ¡Montarle ese guirigay a un hombre que va a gatas por los suelos para pedir que le eche cuenta, por el amor de Dios!¡Pobres de Antonio y Leonor..!
─ ¿Y tú crees que ese “medio limón” no le ha dejadoa su “media naranja”las espaldas bien cubiertas?¡Con todo lo que habrá robado“el listero”! ¡No hombre, no! El problema ahora no es el de ella: es el de los trabajadores a los que ha dejado en el paro; y el problema es el de Hacienda, que el pájaro se largó en un vuelo chárter, y que si quieres arroz…¡Como no haya un acuerdo jurídico, a niveles de Estado, me huele que ése no devuelve la subvención!
─ ¿Te lo imaginas en Hawai o en una isla del Caribe, tumbado al sol todo el día? Como el pirata del cuento, con su guayabera florida, su ajustado bañador, su lorito de colores, el paypay de marras, y un vasito de vermut con sifón, y unos cubitos de hielo. No, si el muchacho no es tonto… ¡Es un espabilao!
─ ¡Caridad con una persona mayor, señores! Quevete tú a saber qué ángeles y qué demonios le vuelan por su cabeza. Que lo cómodo sería que se pudiera fugar con las dos, sin que fuera necesario para ello reformar la Constitución.
Amén de todo esto se comenta que la joven más que secretaria era una chica“escort”, de esas que acompañan a los empresarios para poner broche de oro a sus negocios, a cambio de una jugosa gratificación.
Porque ¿dónde creéis que nuestro amigo hacía los mejores tratos? ¡En un club de alterne con reservado, como el padrino de la película!
─ Ya sabemos todos que él siempre fue un tipo campechano, de los de“! Chica, atiende al señor, que es mi amigo!, ¡ Y que no falte ni gloria, que invito yo!”; y de aquellos que antes de que el cliente estuviera de regreso en su casa ya lo había desplumado, y metido el dinero en sacas, como los asalta caminos de los ERE.
─ Lo penoso es lo de Leonor. No se me va un punto de la cabeza. Con lo guapa que es, y con los buenos partidos que le salieron de joven. ¡Hasta un fiscal la pretendió!Ella, consagrada de por vida a sacarle brillo a la casa y a los zapatos, a darle gusto a sus hijitos, y a ser la imagen de marca de la normalidad en familia, del trabajo, y de la honradez. ¿Qué creéis que nosotros, sus amigos, podríamos hacer para ayudar a esta santa?
─ Yo creo que lo mejor que hacemos todos es irnos a la cama a dormir, con pijama y orinal,como decía el otro, que se nos va haciendo tarde y mañana hay que madrugar.
Y para tranquilidad de todos diré que esta historia me la acabo de inventar hace apenas media hora.
Que como no sabemos nada de Antonio, y de algo habrá que hablar para hacer peña, y “para matar el gusanillo”, pues me disfracé de rosa palo, como la prensa del corazón, y me dije: “¡En caso de aburrimiento, rómpase el tarro, y salga el sol por Antequera!” Y eso fue todo lo que se me ocurrió para endulzar el momento...
─ ¡Valiente granuja eres, Andrés! Pues me acabas de quitar un peso grande de encima… ¡Con el cariño que a esa pareja se le tiene en esta casa!
Pero te he de felicitar; en primer lugar, por lo bien que mientes; y, en segundo lugar, porque desconocía el interés que podía encerrar una historia así.
Y si no es mucho abusar, te querría sugerir que mañana nos sorprendas con otra historia de ésas, que abunde en el mismo tema, o bien otro similar. ¡Yo corro con la cerveza, y con los altramuces, señores! Por lo demás, que cada uno se traiga su silla, su mentirijilla, y un abanico para el calor”.
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