De nuevo las noticias tristes corren muy deprisa, hoy las campanas han vuelto a tocar señales de duelo, nos dejó esa mujer que se ganó el cariño de todo un pueblo por su forma de ser y de aceptar a todo el mundo con el mismo cariño, una mujer que en esa calle de Pedroche, 48, era muy conocida de toda la vida, ella y su querido esposo Emilio Cobos, fueron parte importante en la vida cotidiana belmezana, Anita Talaverano, madre de dos hijos Antonio Cobos Talaverano y su hermano José Cobos Talaverano ambos siempre siguieron el consejo de sus padres y son personas muy queridas en todo el entorno belmezano, durante mi trato a lo largo de mi vida con ella y con su familia, siempre que había esa visita obligatoria a su casa, cuantas noches de sortero me he quedado a dormir ahí en ese querido domicilio, cuantos buenísimos gazpachos me he comido hecho por ella, de verdad esa casa ha sido la casa de muchos belmezanos, cuantos jóvenes, han pasado esa puerta buscando a sus hijos, el fútbol siempre fue el motivo principal de tanta movida de muchachos por ahí, su hijo Antonio, era un referente y era la persona idónea para unir a todos a través del deporte y la verdad que lo consiguió siempre, sé que tanto ella como su marido estuvieron muy satisfechos de la educación de sus hijos y de sus dignos comportamientos, y eran conscientes de ello, ya que la gente se lo comentaba por la calle al verlos.
Anita, era esa mujer cariñosa, todo lo que hacia lo hacía de corazón, luchadora y amante de su familia, y amigos, esto lo puedo corroborar, ya que mi querida Madre era una amiga suya de toda la vida de jóvenes y se querían muchísimo, Emilio Cobos Sújar era primo de mi querida madre y el cariño que se tenían se notaba cuando se veían, Anita, cuando mi Madre estaba en la residencia del pueblo acudía a verla y a charlar ,recordando aquellos bailes del gran bar que tanto ellas comentaban ,ahora están las dos juntas ahí arriba, y seguro protegiéndonos como lo hicieron en vida.
Fue para mi toda la vida una gran alegría el poder haber tenido la gran oportunidad de tratarla y de mantener esa amistad sincera con sus hijos y nietos, de los que ella se sentía muy orgullosa, Anita Talaverano como he dicho antes, se dejaba querer y su casa era la casa de muchos belmezanos, y foráneos que por motivos de estudio pernoctaron en su casa y todos decían lo mismo, que se encontraban como en sus casas los jóvenes estudiantes, la virtud principal de esta gran mujer fue siempre dar de ella lo mejor para todos, creando un gran ambiente familiar y que todas aquellas personas que la conocieron estuvieran felices en sus encuentros con ella.
Antes de terminar estas líneas realizadas con el mayor de los cariños hacia esa buena familia belmezana y hacia esta gran SEÑORA, decirle a sus hijos Antonio y José, que para mi fue una gran alegría el poder haber compartido momentos inolvidable con vuestra querida madre, que ella siempre tuvo esas palabras bonitas para todas y todos sus paisanos, que era la alegría de todos al verla y que su casa siempre tuvo esa puerta abierta para todo aquél que en un momento la necesitara.
Adiós Anita te querré siempre y nunca te olvidaré me diste mucho en tu trato conmigo y con mi familia y nunca perdiste esa sonrisa hacia todos los demás, que Dios te de el sitio que te mereces. D.E.P.

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