13 de abril de 2015 | Joaquín Rayego Gutiérrez
Dame un punto de vista y levantaré el mundo
Golconde, Magritte
“Triunfaste al fin, perrillo fiel, / y ahuyentado por tu ladrido/ huye veloz el tren…”
Dios creó el mundo, en siete días, y se retiró a descansar; el hombre, en cambio, se despierta cada jornada queriendo recomponerel espejo de su conciencia, donde se mira receloso y al que, a ratos afeita y a ratosda por ladrar, desafiando gigantes, como haría un perrillo fiel.
Hace pocas fechas falleció uno de mis vecinos, con quien apenas si tuve el placer de compartir unas palabras. Quienes le conocieron cuentan que era un hombre desconfiando de las mieles de la vida, que buscaba alivio en el árnica de la amistad, y que no faltó ni un solo día a la partida de cartas que reñía con sus íntimos, en amigable conversación.
Quienes no le conocían solían interpretar sus silencios, y aquel gesto avinagrado y adusto, como una falta de cortesía y educación.
El día que falleció D. Arsenio ─ que así lo voy a llamar, sin otra razón aparente─ su nieto le retrató en unas hermosas palabras de despedida. Su abuelo todo lo explicaba, según él, en términos científicos y con su pragmatismo habitual.
Hasta ultimísima hora quiso el viejo ser consciente de los cambios que vivía, y no causar entre los suyos la más mínima intranquilidad. Quería, cuando se fuera, dejar todo bien atado.
Según Luisito, su queridísimo familiar siempre se mantuvo en forma por la desigual lucha que mantenía contra los intereses abusivos de los bancos, queél pretendía enjugar con mucho entusiasmo, y con las explicaciones sobre economía que su nieto le impartía en sus ratos libres.
Aparentemente tacaño resultaba ser un hombre solidario y de un enorme corazón, preocupado como estaba por su frágil economía y por el futuro de su hijo, atado a la cama por una penosa enfermedad.
Luisito explicaba el “tic” del abuelo con toda esa enorme carga de simpatía y buen humor que da el lucir una abundante melena, recogida por detrás en forma de coquetería. Siendo muy niño─ recordaba ─ señalaba a su abuelo la presencia de una conocida heladería:
─Mira, abuelo; ahí enfrente la tienes:“Heladería La Gijonesa”.
Y el anciano, impertérrito, apuntabacon la mirada hacia el otro extremo de la calle, arrastrando las palabras con un tono remilgado:
─ Mira nieto. Allí, Sastrería Ricardo Pérez.
Cansada de mirar el mundo con la óptica del perdedor, Ana se fue de vacaciones a un lugar donde la gente era más bajita que ella. En Thailandiaaprendió a ver el mundo desde otra perspectiva, y su discurso derrotista cambió.
A Juan Pablo Castel – personaje de una novela de Sábato- la obsesión por conocer a María Iribarne le llevó a remover cielos y tierra, a cuestionar lo cuestionable, a atormentarse por su amor, a imaginar lugares de encuentro… Al final de la historia entendió que un gran muro de cristal le separaba de su amada.
La tragedia de Ícaro también es la de un espíritu apasionado que en su ansia de libertad voló demasiado alto, desoyendo las advertencias de su padre. En la desafortunada aventura el joven perdió las plumas, por acercarse demasiado al sol.
Y es que el corazón, como el viento solano, nos lleva a su antojo y nos trae, distorsiona la razón y nos pone la cabeza a pájaros: “a pájaros y a estrellas”, que diría Max Aub.
En Sevilla se recuerda a un hijo de Cantillana a quien Carlos Cano cantó en un precioso romance.
Era Ocaña un pintor naïf, un paradójico y estrafalario español, un bolero, un tango, un fado, una pintura de Solana, o un soplo de aire fresco ─que todo combina en un buen gazpacho─ , que buscó alegrarle la vida al prójimo, y que nunca traicionó los imperativos "legales" de su corazón, a pesar de los límites sociales:
─ Era Malvaloca, / loca de querer/ cerveza la boca/ los ojos café/
Y qué bonita / pintaba la ilusión. / Y qué bonita/ cantando en su balcón.
Regaba la rosa,/ regaba el clavel. / Y entre copla y copla/ soñaba con él…
Y tras oír usted la copla se dirá que a qué venía tamaña digresión.
Pues me explico. He encontrado en internet un librito que leí durante mi estancia en la mili,y que quiero recomendarle por si alguna ocasión le asiste "la verdadera razón".
Era uno de esos libritos del Centro Editor de América Latina, que costaron 15 pesetas en su tiempo y que, por su pequeño formato, se dejaban llevar en el bolsillo del pantalón. Su autor es RyunosukeAkutagawa.
De la mano de Rashomon y otros cuentos entró el perspectivismo en el cine, una técnica narrativa que trata la realidad con distintos enfoques o desde distintos puntos de vista, habida cuenta que “nuestra verdad” es sólo una parte de la historia, contaminada por nuestras expectativas de vida, por nuestra ideología, por nuestro carácter, por nuestra situación, etc…
Como diría el bueno de Machado en sus “Proverbios”:
─ El ojo que ves no es/ ojo porque tú lo veas; / es ojo porque te ve.
─ En mi soledad/ he visto cosas muy claras/ que no son verdad
─ ¿Tu verdad? No, la Verdad /y ven conmigo a buscarla./ La tuya guárdatela.
Espero que el librito le atrape y le sorprenda. Y que disfrute usted con su lectura.
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