9 de marzo de 2015 | Juan Miguel Ramos
Una historia más sin brotes verdes
Cuando llegó tu turno, te cerraron la puerta. Cuando abriste el boleto, te salió un "vuélvelo a intentar". Cuando sacaste papel, el otro sacó tijera. Cuando reunías todos los requisitos, resulta que el anuncio había sido un error. Cuando por fin pronunciaron tu nombre, se referían a otro apellido.
Les toca a los que tienen más cabeza o más piernas. A los que pasaban por allí y les cayó el ramo de flores en las manos. Les toca siempre a los otros.
A ti nunca te toca, Juan.
O te tocan hasta dentro, esta rutina ya. Como una taladradora en las entrañas. Unos días antes de cobrar la ayuda ya no tenemos nada. El domingo pasado me acosté con David, el pequeño, que tiene ocho años. Abrazados. Me decía que tenía hambre".
Hay a quien le toca siempre y hay a quien no le toca jamás. No sólo la Lotería (que a Fabra le tocó nueve veces en 12 años o a los políticos que hacen de la política su profesión con sueldos muy muy por encima de la media, en vez de solucionar los problemas de los ciudadanos), sino las cosas más sencillas de la vida: pedirte un café con leche y poder pagarlo. Decirle a tu hijo que puede seguir siendo un niño.
Hacer planes que se cumplan. Clavar una chincheta en un lugar del mapa y prometer que iréis. Abrir la nevera y tener donde elegir. O tener nada.
Todos los españoles son iguales, dice la Constitución. Lo que pasa es que unos son más iguales que otros. Aquí hay 2,3 millones de niños viviendo bajo el umbral de la pobreza. Aquí hay 700.000 hogares sin ingresos. No oiga ni una palabra del "sálvales", pero mucho del 'Sálvame': Cualquier Juan a secas, 49 años, tres hijos, parado de una ciudad cualquiera de España y una noticia que no sale en titulares: recibirá su última ayuda oficial cuando acabe Marzo.
La asistenta social me dijo que con 426 euros podemos vivir los cinco. El pequeño come gracias a la ONG Muchas veces nos vamos a la cama sin cenar. La gente no sabe, no imaginas lo que es meterte en la cama pensando qué vamos a desayunar mañana".
Me gustaría escribir que hace sol, cómo está de bonita la plaza, ponerle literatura al blog, me gustaría hablarles de algún cuento gracioso, pero vamos a hacerlo de Juan. Porque a él nunca le tocó nada, ni tan siquiera unas líneas.
Cuando logró llegar al sitio, se habían mudado. Cuando alcanzó la orilla, le habían asfaltado la playa. Cuando por fin pronunciaron su nombre, se referían a otro apellido. Ya no me acuerdo si era para jardinero o comercial.
-¿Juan?
-Sí.
-¿Juan García?
-No, Juan Barroso.
-Preguntamos por Juan García.
Al pequeño le gustaría conocer a Cristiano Ronaldo, ir a ver un partido del Madrid al menos una vez, no quedarse siempre en fuera de juego.
A veces les cortan la luz., entonces saca unas velas. y una linterna, y hacen filigranas en la pared, con la mano del padre haciendo sombras. Entonces ni el padre ni el hijo quieren dormirse, al fin sueñan.
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