2 de marzo de 2015 | Joaquín Rayego Gutiérrez

El pensamiento de un langostino

Cuadro de Katsushiha Hokusai
Cuadro de Katsushiha Hokusai
Qué desbordada imaginación la de los vendedores y publicistas: la fachada principal del sevillano mercado del Arenal luce, en estos días, una simpática leyenda que ilustra la estilizada figura de un langostino.
A las claras se ve que prosperan los criterios comerciales de “Mariscos Recio” ─ el mar a mejor precio─, y de los creativos de las seriesde televisión.
Tan novedoso muestrario de ideas ─ que me recuerda que en mi juventud no se comía marisco; y que el que se vendía en los días de feria tenía un desagradable olor…─ me lleva a pensar en Montaigne y en esa extraña singularidad del hombre que le lleva a establecer un continuo diálogo con el mundo que le rodea:
─El más fructuoso y natural ejercicio de nuestro espíritu es, desde mi punto de vista, la conversación.
(…)Si yo converso con un alma fuerte, con un probado luchador, éste me oprime los flancos, me excita a derecha y a izquierda, sus ideas estimulan las mías.
(…) La conformidad es cualidad completamente monótona en la conversación.
Acepto como propias las razones del francés y pienso en los motivos subyacentes a cualquier obra de arte.
En no pocas ocasiones el creador se sentirá solo como el orate del cuento, y aún seguirá pensando si no tendría que subir al púlpito para pedir perdón por tanextravagante conducta:
─ La vida me tiene encerrado en un tenebroso calabozo sin ventanuco. Como soy inocente, no sé de qué, no pienso más que en escaparme. Ya he descubierto el agujero: es el ojo de la cerradura. ¡A ver cómo la ensancho un poco más para caber! (Kafka)
Y un buen día nuestro loco subió a la torre de una iglesia y, viendo el vano, exclamó contentísimo: ¡¡Vaya, hombre!!¡¡Por fin logré ensanchar suficientemente el ojo de la cerradura!!¡¡Ésta es la mía!!Y se arrojó de cabeza a la plaza.
“E pur si muove”, es la respuesta que se le ocurrió a Galileo Galilei cuando el tribunal de la inquisición le obligó a abjurar de sus ideas.
Aunque en realidad lo que diría fue que ellos llevaban razón, y que los suyos eran argumentos de loco; una torpe pintura mental.
Contenido y continente establecen ese contraste real que, a menudo, nos brinda la vida, y que la obra de arte acuerda con inteligencia y humor.
En las páginas de la Literatura hay locos entrañables, como aquél a quien le dio por pensar que era de vidrio, y que por su modo de razonar no había de levantar las sospechas de nadie:
─Pasando una vez el licenciado Vidriera por la ropería de Salamanca, le dijo una ropera: en mi ánimo, señor licenciado, que me pesa de su desgracia; ¿pero qué haré que no la puedo llorar? Él se volvió a ella y muy mesurado le dijo: filiaeJerusalem, ploratesuper vos, e superfiliosvestros.
Entendió el marido la malicia del dicho, y le dijo: hermano licenciado Vidriera, más tenéis de bellaco, que de loco.
Y es que en la vida real, como en el plano del arte, nada es lo que parece.
Nos lo viene a confirmar una bellísima canción: "O miobabbino caro", aria perteneciente a la ópera "Gianni Schicchi", de Giacomo Puccini. La obra se desarrolla en la Florencia medieval. En ese ambiente de Romeos y Julietas quién había de pensar que la obra es una comedia satírica, y que la tierna Lauretta, de tan solo quince años de edad, estaba tan interesada en los "negocios" del amor como su "querido papaíto”.
Toda realidad se presta a distintos enfoques, habida cuenta que “nuestra verdad” es sólo una parte de la historia, contaminada por nuestras expectativas de vida, por nuestra ideología, por nuestro carácter, por nuestra situación,…
“La pintura es cosa mental”, decía Leonardo da Vinci.
Similar interpretación la encontramos en uno de los personajes del británico Óscar Wilde:
─Realmente lo que el Arte nos revela es la falta de plan de la Naturaleza, su extraña tosquedad, su extraordinaria monotonía, su carácter completamente inacabado. El Arte es nuestra enérgica protesta, nuestro valiente esfuerzo para enseñar a la Naturaleza cuál es su verdadero lugar. En cuanto a eso de la infinita variedad de la Naturaleza, es un puro mito. La variedad no se puede encontrar en la Naturaleza misma, sino en la imaginación, en la fantasía, en la ceguera cultivada de quien la contempla.
Y la oportuna respuesta en la filosofía de Montaigne:
─ Realmente, si la naturaleza no viene en ayuda de todas las cosas, es difícil que ni el arte ni el ingenio las hagan prosperar.
Todo, en el fondo, nos lleva a la conclusión de que el arte tiene mucho que ver con la solución propuesta por Colón para poner un huevo de pie:
─El arte no es una existencia mejor, sino alternativa; no es un intento de escapar a la realidad, sino lo contrario, un intento de animarla.(Joseph Brodsky)
En mi vida imaginé que se pudiese intimar con una simple tela, con los ingenuos trazos de una pintura; que surgiese un fluido diálogo entre el pintor y una araña, una piedra, o un elegante langostino; y menos aún suponer que cada cuadro adquiera su propia entidad, independiente de su creador.
─ Hay un mundo a la vuelta de la esquina de tu mente, donde la realidad es un intruso y los sueños se hacen realidad. Puedes escaparte a él a voluntad. No necesitas contraseña secreta, varita mágica ni lámpara de Aladino; sólo hace falta imaginación y curiosidad por las cosas que nunca existieron.
Las palabras de José Lucas Chaves Mazas, que sirven de introducción al catálogo de pinturas de la extremeña Pilar Molinos, me han enseñado a apreciar la femineidad de unos trazos; la valentía de un dibujo aparentemente simple, pero cuajado de luz; el simbolismo de unos pájaros que lucende mil diferentes formas, como el espectador ante el espejo de feria que deforma su figura; el virtuosismo de objetos que parecen letras árabes, aforismos y preguntas; la fragilidad de una araña que pende de un hilo; la inseguridad de un nido colgado del aire; las cenefas que adornan el vuelo; los caminos y croquis para exploradores intuitivos; la necesaria presencia en nuestras vidas del juego, la infancia, el vuelo, la ensoñación…
─Como el nacimiento nos sitúa ante el principio de todas las cosas, nuestra muerte produce también la muerte de todas ellas. (Montaigne)
La necesidad del hombre de dialogar sobre la vida y la muerte, y la de mirar a su alrededor.
Un papel, un bolígrafo, o un pincel. ¿Hay quien dé más con tan pocos medios?
La razón de un escrito, el porqué de un lienzo, de un modelado, o de una partitura es casi imposible de saber ; para qué se escribe si gran parte de lo que se dice es transitorio, descafeinado, discutible, y de difícil percepción.
Sin embargo, es admirable que las más complejas ideas, o los seres más humildes, adquieran una inusitada vida a la luz de una grafía, o en fulgurante brochazo:
─ Trazos de barro, /por la senda en penumbra/ saltan los sapos.
La pintora Pepi Sánchez (Sevilla, 1929 ─ Madrid, 2012), es uno de esos seres de luz que dan vidilla a las piedras; un extraño habitante de deshabitadas islas, arquitecta de su propio mundo interior, y compositora de las más bellas melodías. Una "extraterrestre" que diría mi amigo Ricardo. Ni mejor, ni peor que otros "bichos raros", que tampoco habrían encontrado acomodo en el Arca de Noé.
 
Cuadro de Pepi Sánchez
               
 
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