Doña Rama, una pequeña aldea  Belmezana, celebra la Semana Santa de una manera única y tradicional. El Viernes Santo, en lugar de tocar campanas, los oficios religiosos se anunciaban con un objeto de madera llamado "Matraca". Este objeto, con forma de triángulo y clavos incrustados, se agita para producir un ruido característico.

El sábado Santo, después de la Misa de Resurrección, la aldea sigue una antigua costumbre llamada "Quemar el Judas". Un muñeco hecho de ropa usada, rellena de paja y petardos, se cuelga de un palo y se le prende fuego. Este acto simboliza quemar todo lo malo que ha sucedido durante el año.

A pesar de que la aldea actualmente solo cuenta con 50 habitantes, hubo una época en la que la aldea era próspera y tenía alrededor de mil vecinos. En aquel entonces, había molinos de aceite, fábricas de harina, panaderías, posadas, carnicerías, tiendas de ultramarinos, tiendas de telas, carpinterías, fraguas, herrerías, zapaterías, fábricas de gaseosas y bodegas en la aldea. Hoy en día, aún se pueden encontrar restos de estas estructuras.

Además, detrás del cementerio nuevo se pueden encontrar restos de vasijas de barro y dos piedras rectangulares con hendiduras que podrían haber sido la base de alguna prensa para elaborar vino. Según cuentan los mayores, había "lagares" donde se elaboraba y conservaba el vino.

Después de la Semana Santa, la aldea celebra el Domingo y Lunes de Pascua yendo al campo a pasar el día. Allí, se disfruta de las deliciosas "Tortas de los hornazos", dulces típicos de estas fiestas.

A pesar de que Doña Rama ha perdido su antigua prosperidad, sigue siendo un lugar con una rica historia y tradiciones. La Semana Santa, con su quema del Judas y su uso de la Matraca, es una parte importante de la cultura y la vida de la aldea

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