Ayer doblaron las campanas de la Iglesia de Belmez con mucho dolor, la señal del fallecimiento de una persona increíble, ahora como he hecho en otras bastantes ocasiones, el nudo se me pone en mi garganta y el recuerdo de la persona querida te hace que en tus ojos aparezca alguna lágrima por ese óbito y por esa despedida de alguien que uno quería y mucho, mi trato con él siempre fue muy agradable y muy confortante, los dos nos gustaba mucho el deporte y coincidimos los dos jugando en el Recreativo Belmezano, Ramón Hernández, era un privilegiado como portero, ya lo hizo en el equipo de su pueblo Peñarroya C.F., tenia unas cualidades inmensas y un espíritu de sacrificio enorme, era la voz constante durante los minutos de ese encuentro y era un ganador nato, como he dicho antes los deportes era su pasión, una vez retirado del fútbol, el deporte de la pesca lo practicaba muy asiduamente, recorría varios lugares donde ahí en ese momento estelar se relajaba y se sentía muy feliz con su caña, era una persona dicharachera y muy comprometida, ya lo dejó muy demostrado cuando defendió unas siglas que él supo respetar en todo momento, en su lugar de trabajo era un profesional integro, de todas las veces que pase por ese taller de la SEAT en Peñarroya-Pueblonuevo, la atención hacia mi persona siempre la correcta, cuando intentaba y podía cambiar de coche siempre hacia una visita a ese departamento para que me aconsejara sobre las nuevas marcas del mercado del coche, Ramón era un persona muy cercana y con un trato muy cariñoso con todo el mundo y con sus amigos muy especial, ahora cuando ocurren estas desgracias se ven el comportamiento de la clase de persona que fue, las lamentaciones eran muy intensas, estos dos pueblos donde el desarrolló su vida matrimonial y profesional han acudido a darle el último adiós a esa buena persona a este gran hombre y amigo de sus amigos.
Como he dicho al principio el escribir sobre alguien que tu lo has querido y que de la noche a la mañana decide dejarnos, pues te cuesta asimilarlo, tuve la suerte de verlo el último día de la feria de Belmez, en la entrada del Parque municipal, ahí nos acercamos Camilo Cano y el que suscribe,
compañeros de fatiga en aquellos años de fútbol, me alegró mucho verlo, le dimos el abrazo que deseábamos hacerlo, y él nos respondió con unas gracias a los dos.
Han pasado apenas un mes y hoy es un día muy triste para todos los que tuvimos esa gran suerte de tratarlo, Ramón se nos fue pero ha dejado un vacío en todo el entorno de los pueblos Pya-Pueblonuevo y Belmez, en su maravillosa familia, en esa gran mujer Maricármen que siempre tuvo esa sonrisa y ese cariño hacia su marido en esa dos hijas Verónica y Belén, esa nieta que lo tenia loco de alegría y como disfrutaba cuando la cogía, su yerno José Ángel, y toda su familia a las que quería con toda su alma.
Ramón amigo, siempre estarás en nuestras mentes y en nuestros recuerdos, dejaste un camino muy bien señalado por tu comportamiento y tu buen saber estar, nunca te olvidaremos y siempre te querremos D.E.P. AMIGO MÍO.