19 de octubre de 2020 | Daniel Solano Sújar
Su misión siempre fue ser buena persona
Dignificó siempre su profesión
Hay duros momentos en esta vida que te deja sin recursos, momentos muy tristes que tienes que ir superando poco a poco, y la verdad esa cicatriz es muy difícil de exterminar, ayer de nuevo, esas campanas de nuestra Iglesia tocaron a duelo, un silencio duro al oír ese golpeo, y la verdad sentimos en nuestro interior una nueva zozobra y un sentimiento triste ante ese sonido que te cala todo el cuerpo, y que te deja muy tocado, sobre todo cuando conoces la identidad de la persona y has tenido con ella, grandes momentos de recordar
Se nos fue ese amigo, esa persona muy conocida, por sus grandes cualidades como persona humana, una bendición su condición y esa forma de tratar a todos sus paisanos y amigos en toda su vida, ANTONIO RIVERA ALBARDIA, ese belmezano con una características muy arraigadas a su tierra y un belmezano que nunca dejó de dignificar nuestro gentilicio, Antonio Rivera desde el año creo 1978 trabajaba como profesional de los cuerpos del estado, como policía municipal,`profesión que dejó un gran saber estar y siempre atendiendo las necesidades que ese servicio ejemplar requería, una persona cercana, amable y con un gran dote de conectar con el ciudadano, todo el tiempo que estuvo en ese puesto, supo darle ese categoría y ese semblante cariñoso hacia todo el mundo que lo necesitaba, la vida discurre por muchos sitios y cada uno, tenemos unos compromisos y unas obligaciones que siempre debemos de cumplir y en este caso, BELMEZ, siente en sus adentros éste óbito, ya que se nos ha ido aún muy joven una persona muy querida en su pueblo por su continua lealtad a la palabra trabajo y a la palabra amistad, sinónimos de persona grande, tuve la suerte de conectar con él muchísimo, le gustaba leer esos artículos en el diario Córdoba, cuando enviaba algo relacionado con nuestro pueblo en cartas al director, Antonio, siempre me daba las gracias por esa muestra de cariño hacia los míos, y la verdad que era un momento muy especial para los dos, y se lo agradecía siempre.
Desde estas líneas quiero estar cerca de sus hijos y de todas las personas que fueron muy importantes para él, y desde aquí deciros, que se nos ha ido un grande, una persona entrañable con un corazón muy hermoso, y con sus manos siempre abiertas para todo el mundo.
Desde esta ciudad de Madrid, un fortísimo abrazo para toda su familia, siempre lo tendremos en nuestro recuerdo con todo nuestro cariño. D.E.P.