Estamos pasando un tiempo muy difícil de asimilar, un tiempo lleno de disgustos y lleno de temeridad, el miedo se nos ha metido en las entrañas, y cada día y día, sufrimos ante esas noticias de tantas vidas humanas que se nos están yendo de una forma irreparable, el enemigo ese virus que se pasa de país en país, de continente en continente y dejando una huella imborrable y cantidad de familias rotas y hundidas.

La ciudad de Igualada en Barcelona, es un punto muy acuciado por este maligno mal, en ese lugar, hay muchas personas de nuestros pueblos, de nuestra comarca, un pueblo que les abrió las puertas a todos estos paisanos en aquellos años duros de emigración allá por la década de los sesenta, hoy quiero dedicarle unas palabras a una persona que tristemente nos dejó esta mañana y que era esa clase de belmezano, amante de sus raíces y nunca dejó de sentir su pueblo a pesar de esa dura distancia, CAYETANO ZAPATA PANIAGUA, era muy conocido en este su pueblo a pesar de los años ya emigrados, tuve la gran suerte de compartir con él muchos momentos en relación a esa asignatura futbolística que nos unía, su afición al fútbol de aquella época, era su ilusión, BELMEZ, era aún un pueblo con una gran cantidad de vecinos y ese fútbol que se desarrolló en ese tiempo fue muy importante, Cayetano, era ese guardameta seguro y eficaz, muy valiente bajo los palos, y en ese tiempo, se hablaba mucho en los mentideros futbolísticos los grandes portero que jugaban en distintos equipos, esa rivalidad de competencia, Basilio Cortes, Manuel Beltrán, Liberato Caballero, Ángel Caballero, Santiago el tostaero, todos excelentes en sus cometidos y fueron junto con Cayetano Zapata, jugadores muy importantes en eso años de juventud.

A través de este digno periódico digital, que nos ofrece sus paginas para comentar todo lo que acontece en nuestra comarca, y dejando en esos escritos esa huella de todos esos paisanos nuestros que tuvieron que buscar su sustento familiar y que gracias a Dios lo encontraron en esas ciudades, donde hoy residen.

Fueron años de emigración, pero ellos y ellas siempre se quedaron con nosotros y sus recuerdos están presentes en todos los que tuvimos esa gran oportunidad de conocerlos y tratarlos.

En este duro momento como el que hoy vivimos, quiero desde mi dolor por ese óbito de Cayetano Zapata Paniagua, decirle a su mujer Amalia y a su hijos y demás familia, que siempre fue una alegría el poder saludarlo cuando venía por su pueblo, ese que él tanto quería, Cayetano tenía siempre su sonrisa en la cara , y esa palabra cariñosa con sus paisanos y amigos, la vida nos depara estos terribles momentos y hay que seguir, desde estas líneas, me uno al dolor familiar y decir, que se nos fue un gran hombre, una persona excelente y un belmezano que nunca dejó de querer a su pueblo y gente D.E.P.

Desde Madrid, un fortísimo abrazo para toda su familia y amigos.