La vida, es una larga carrera, en ella todos pasamos por momentos, bueno y malos, y nuestros cuerpos, van aguantando poco a poco, pero la pérdida de un ser tan admirado y querido, es muy difícil de soportar, ese gran vacío que deja, es imposible de sustituir y si encima es esa persona amable, cariñosa, gran madre y una esposa que siempre estuvo en la defensa de su familia, eso es muy gratificante y ahí es donde las fuerzas te dejan, al ver que ese largo camino termina y ese ser tan querido, nos ha dejado.

Hoy quiero dedicarle unas líneas a una gran mujer, ADELA VERA, una persona entrañable, siempre que tenía esa oportunidad de verla, de mis muchos viajes a nuestro pueblo querido, no había nunca un momento que no me preguntara por mi Madre, ella ya está con Marcelina en ese inmenso cielo.

Como decía Adela era esa vecina entrañable de esa calle Cruz Carrera, sus hijos amigos de toda la vida, años que nunca olvidaré, ese amor que nos tenemos, es el esfuerzo de todas nuestras madres, que supieron darnos ese talante y ese cariño, para que la unión de todos nosotros, nunca se rompiera y ya han pasado muchos años, ya somos mas mayores, pero en nuestras retinas siempre estarán ellas, ya que gracias a su enseñanza, hoy podemos decir, que nuestra amistad sigue tan viva como aquellos años de juventud, que todos nosotros, Paco Cámara, Antonio Calvo, Adolfo Moreno, Eduardo Carrasco, Manuel Calvo, Daniel Solano, Fernando Sánchez Robas, e Ignacio Solano, todo este grupo, soldó esa gran amistad de la que nos sentimos todos muy orgullosos y esto es gracias al esfuerzo de unión de ADELA y el resto de madres, que nos enseñaron a querernos en el día a día.

Son duros momentos y desde este escrito, quiero estar con todas mis fuerzas junto con a la familia de ADELA VERA, sus hijos e hija y decirle, que siempre fue un placer y una gran satisfacción el haber tenido esa suerte de tratar a vuestra querida Madre, de la misma manera que lo hice con tu padre, siempre llevaré a ADELA en mis recuerdos, ya que ella forma parte de esa vida de juventud y de mayor del cual me siento muy orgulloso y feliz de esas conversaciones y esos saludos que cuando nos veíamos, salían de nuestros corazones.

Querida familia, desde Madrid, mi mas sentido pésame, siempre tendré a vuestra Madre, en mis oraciones y plegarias D.E.P.