18 de julio de 2018 | Daniel Solano Sújar
Cuanto nos regaló a todos
La humildad fue su tarjeta de visita
En la larga vida, uno tiene la oportunidad de tratar y conocer a muchas personas, personas que al tratarlas se quedan contigo, y eso siempre lo llevaras por delante, esa gran suerte es a veces recíproca y se mantiene a lo largo de los años.
Hace unos días, nos dejó en silencio, sin hacer ruido, y con esas palabras suyas inolvidables para su familia y amigos, le toco vivir la emigración como muchos otros paisanos nuestros, esas década de los sesenta, setenta, fueron parte importante en la vida de muchos belmezanos y belmezanas, esos viajes por toda Europa, buscando ese nuevo trabajo para estabilizar esas economías, que a la postre era a base mas importante para todos ellos, y la verdad esos trenes se llenaban esos años, saliendo de todas las provincias de nuestro pais, destinos toda Europa, y algunos aún mas lejos, esa América del norte y del sur los esperaba, tiempos duros para muchos, pero tiempos que supieron sacar para adelante y de los que estamos todos muy orgullosos de esos grandes comportamientos en esas tierras, dejando ese sello inigualable, mis felicitaciones para todos ellos y ellas desde estas líneas llenas de respeto y admiración por todos y todas.
Hoy le quiero dedicar mi mas sincero agradecimiento, por todo lo que nos dejó, DEMETRIO PARRA ROJAS, una persona entrañable, que vivió esos años en uno de esos países europeos, Bélgica, dejando esa gran impronta entre todas esas personas que él trató en esos años de emigrante, Demetrio, era esa clase de persona que al tratarla, se te quedaba contigo, un hombre muy asentado y muy respetuoso siempre, nunca dejare de acordarme de una conversación que tuve con él, en referencia a la minería y a esa enfermedad que se plasma en esas interioridades de la mina, cómo la definió, de verdad Demetrio una vez que ya volvió a su pueblo con toda su familia, su integración y las de sus hijos e hija fue rápida, y en esos trabajos en esa piscina nuestra, dejó un grato sabor y una profesionalidad que siempre le admire ese gran comportamiento y esa educación exquisita en el trato con sus paisanos y amigos.
La vida golpea y nunca para, Demetrio fue esa persona buena y entrañable, muy familiar, pendiente de su familia y un hombre que supo dignificar ese gentilicio nuestro por ese país Bélgica, y con altas cotas de calidad humana, valor humano que el siempre desprendía.
Ahora desde estas líneas, quiero decirle a su familia, mujer, hijos e hija, que vuestro padre y marido, fue ese hombre que le da a la vida esa señas de identidad, que son a la postre lo mejores valores que una persona puede tener, una persona que siempre será recordada, por su carisma y por esa gran calidad humana que ofrecía a todo el mundo, desde esa gran corazón que no le cabía en esa caja torácica.
Desde Madrid, mi más sentido pésame a toda su familia y amigos D.E.P.