19 de abril de 2018 | Daniel Solano Sújar
Un gran compañero de equipo
Su entrega e ilusión en vestir esa camiseta pozalbense siempre fue muy digna
Bueno, seguimos con este deseo de contar experiencias de años de fútbol, pienso que fue un tiempo muy bueno, donde la amistad primó por encima de todo y esto quedó muy arraigado entre todos nosotros, el C.D. POZOBLANCO, desde aquellas figuras de Mateo Quirós, Boni, Parra y muchos otros, y los llegados después que dejaron el pabellón en lo mas alto, jugadores de la talla de Nino, Dalmacio, y muchos otros siempre quedaran en el recuerdo y memoria de muchos aficionados a este bello deporte, en mi época que es a la que me dirijo, fue un verdadero placer el tener esa gran oportunidad de convivir experiencias con grandes amigo y personas muy consideradas en ese mundo deportivo, nunca olvidare los buenos consejos de esa gran persona, ese pozoalbense que le dio tanto al fútbol del valle de los Pedroches, D, MANUEL GARCÍA CANO, inolvidable para mi en todo momento.
Hoy le quiero dedicar unas líneas de afecto a un jugador del que tuve la suerte de compartir con él momentos deportivos jugando a su lado, Rísquez, era ese jugador entregado y muy correoso, muy trabajador y con una muy clara visión de fútbol, ahí en ese parte de arriba, sabía situarse y enlazaba con la delantera de un forma muy rápida y atrayente, Rísquez, era todo trabajo y lucha y la verdad que en todos esos partidos en el Virgen de Luna, dejó muy patente la importancia para él, que era llevar la camiseta con el escudo de su pueblo al la que siempre dignifico.
Son y fueron años inolvidables, ya que la amistad era la principal salida de meta y entre todos, buscamos esos
triunfos y aceptando esas derrotas que nos unían más y más.
Cuando la vida deportiva la realizas con ese gran sentimiento y amor a unos colores, esto te hace ser partícipe de días, horas y momentos que al recordarlo te hacen sentirte muy feliz, todo ese tiempo que tuve la gran suerte de compartir esfuerzos en “pro” de esa gran camiseta referente de una gran afición, eso siempre lo llevas en tu corazón, y aún te suena algunos aplausos de ese cariño y respeto que te expresaron cuando corrías por ese terreno de juego al que tanto llegaste a querer.
La vida va pasando para todos, pero todos esos recuerdos siguen muy vivos, y cuando salen a la luz, uno se siente felicísimo al recordarlo.
Ya termino, dándole las gracias a mi compañero y amigo Rísquez, por todo lo que nos diste y que fue mucho.