A pesar de los muchos años pasados, ese fútbol que se vivió en aquellas décadas aún está muy presente, sólo basta con sacar la conversación y enseguida conectas con aquellos años y con aquellas vivencia, fueron sinceramente momentos para muchos inolvidables, todos juntos siempre en el afecto y cariño en la defensa de esos colores, sabíamos que teníamos un pueblo detrás, unas personas que domingo tras domingo acudían al Virgen de Luna y con esa garra, ahí estaban al lado de sus jugadores, este núcleo de chavales de varios sitios de nuestra provincia, tuvieron la gran suerte de hermanarse de una forma genial en base a las directrices marcadas por esos técnicos, Boni y Parra, de ellos dos aprendimos muchos y todo esas experiencias positivas se quedaron plasmadas en ese terreno de juego y en aquellos que nos tocaba

visitar, la verdad cuando tienes a personas con esos conocimientos, cuando intentas que todos los chavales, se sientan identificados con esa nuestra camiseta, cuando intentas que todos los jugadores se sientas felices y contentos, que todo sea una familia, los éxitos llegan y llegan, y esos años fue realmente una piña de que todos, después de muchísimos años, la seguimos manteniendo viva.

Hubo jugadores que fueron importantes en esa cohesión y hoy por méritos propios suyos, quiero hacerle el reconocimiento a un gran amigo, gran compañero y excelente futbolista, PEPE, era y es esa persona insustituible en esos grupo de deportistas que se junta para realizar cualquier evento deportivo, como jugador del C.D. Pozoblanco, entrañable, siempre en ese puesto complicado, luchando y fajándose con esas duras defensas, siempre con sus
movimientos, abriendo huecos para que entráramos sus compañeros, muy peligroso por arriba, y en ese espacio del área, terriblemente eficaz, goleador y el uno contra uno, rápido en esa salida del regate y con una gran precisión en ese último e importante pase definitivo.

PEPE, siempre en ese vestuario, era ese jugador importante, con mucho carisma y muy dialogador, eso en el fútbol es muy importante, su calidad técnica era muy depurada, jugar de espalda al marco, es muy complicado y lo mejor que tenía y sigue teniendo gracias a Dios, es su humildad, gran compañero de fútbol y gran amigo, una persona que merece mucho la pena conocer y tratar.

La vida como siempre digo, va pasando y pasando, y en ese grupo de personas que un día nos juntamos para jugar al fútbol, sirvió también y mucho para unirnos en esa bonita amistad, que ya dura muchos años y si Dios quiere, seguiremos manteniendo de una forma intensa.

Ya termino, y antes de esta despedida, decir, que fue un placer el jugar contigo en ese equipo amigo PEPE, y que te doy las gracias por todo lo que nos diste y que fue mucho.

Desde Madrid, un fortísimo abrazo gran amigo.