5 de diciembre de 2017 | Daniel Solano
Hablando de fútbol
Juntos defendimos ese escudo
Esta mañana ha sido una de esos días que te alegra la vida, la verdad hacia mucho tiempo que no nos veíamos, y hoy en un centro comercial nos hemos encontrado, ha sido un momento muy especial, los dos fuimos compañeros de club, en aquellos años de la década de los setenta 1974, ahí en ese campo del García de la Mata, entrenábamos, de la mano de Marin, un gran entrenador que jugó en tiempos en el Celta,mas tarde tuvimos al Wilder Barcos, un sudamericano que vivía el fútbol de una manera diferente, se sabia todas las estrategias para conseguir el mayor y mejor resultado del jugador y la verdad que era un libro abierto.
El cafecito con mi gran amigo y compañero de equipo en ese gran pueblo de Quintanar de la Orden, ese defensa que hacía las delicias de los aficionados, un jugador entregado en su esfuerzo y con una calidad fuera de toda duda, el ojeador de aquellos tiempos ya fallecido, Avelino, lo vio jugar en el Villaverde y enseguida contacto con él y lo ficho para nuestro equipo, debutó en Guadalajara en el Pedro Escartin, contra el equipo de esa ciudad el C.D. Guadalajara, que partido hizo ese día y todos los restantes que estuvimos juntos, NEVADO, es su nombre, su cualidad era el saberse situar, de cabeza iba fenomenal y cuando salía desde atrás era muy peligroso, de la misma forma que sus subidas en los córners era todo un ejemplo de colocación a la salida del balón.
De verdad ha sido una verdadera delicia el poder haber estado con este amigo, y esto es muy relevante, ya que la amistad que nacen dentro de ese tiempo que vives juntos a compañeros de equipo, son inolvidables, siempre he dicho que todo deporte une y mucho a todos los jugadores y que a pesar del tiempo transcurrido esas vivencias están vivas, y el cariño y el respeto por su fútbol siempre está presente.
Como decía al principio, Nevado, era ese jugador cariñoso y muy comprometido con los colores que defendía, hace ya unos años, también tuve la suerte de conectar con él, ya trabajando en su nueva vida laboral, su centro de trabajo lo tuvo en un parque de bomberos que hay junto a la Avda.Santa María de la Cabeza, mas tarde paso a otro parque junto a la Puerta de Toledo, ahí atendía a todas las necesidades de los ciudadanos madrileños y siempre con esa gran disposición hacia todo el mundo.
Nevado, nació en un pueblo del Valle de los Pedroches, creo que era Torrecampo, se sentía cordobés hasta la medula, y eso siempre lo llevaba como bandera, los dos formamos ese núcleo cordobés que fuimos siempre dignos de ser de esta bendita tierra.
Nevado, antes de saltar a cualquier campo de nuestra competición, no había un día que no me dijera SOLANITO, mètela, pónsela en la escuadra, en referencia a las faltas que me tocaba tirar.
De verdad ha sido un rato maravilloso vivido con toda la intensidad posible, ya que nos unía lo mismo, la alegría de habernos visto y sentir en nuestros adentros esos grandes recuerdos de amistad y de ese fútbol que siempre llevaremos con nosotros. Gracias amigo por esa bonita amistad que sigue viva entre nosotros.