Que bonita es la vida y poder recordar momentos inolvidables, que alegría da esto, ya han pasado muchos años desde aquél 1962, ellos ya venían de un gran pueblo, desde  esa aldea de Cuenca, se instala en Belmez, empieza a trabajar en ese digno oficio de panadero, que gran profesión, ese cariño y esa dedicación hacia esos manjares que en el día a día esperaban salir de ese horno, para que todos tuviéramos esa gran oportunidad de saborearlos, Belmez, tuvo muchas panaderías y todas nos dejaron ese bello recuerdo, en esta ocasión, la familia Obrero, esos padres que nos dejaron unos recuerdos imborrables de grandes personas, Graciano y Salvadora, formaban ese matrimonio, que trabajaron lo suyo en este negocio, los años iban pasando y pasando, y desde aquéllas bicicletas con el cajón atrás llevando ese pan y esos dulces a las casas, que tiempos, apenas unos pocos años, una vez terminado sus estudios, esta familia y estos hermanos empiezan en esa ayuda a sus padres en las distribuciones de esa jornada laboral, Graciano y José Manuel, cogen esas riendas de esa panadería, donde el trabajo era enorme, y bueno la vida va pasando y se incorpora ellas dos excelentes mujeres, sus esposas, y que le dieron esa consistencia en ese esmerado trabajo en esos despachos, ese pan y todo lo que llevaba ese local, de verdad, han sido mucho tiempo dedicado al trabajo y el estar preparado para todos esos pedidos, los cuales se hacían de una forma magistral.
Las nueva tecnologías llegan y las demandas de trabajo, hacen que toda esa infraestructura, cambie y todo ese espacio se modernice de una forma mas generosa para ese duro trabajo.

Cincuenta y cinco años de trabajo constante y siempre al lado de sus clientes, una familia que también en momentos puntuales estuvieron ahí ayudando a muchas personas que en ese momento lo necesitaban, de verdad, esa casa fue siempre una casa para mucha gente y su trabajo siempre lo dignificaron en esa gran profesión.

Ahora, en estos mas que ganados momentos en esa jubilación, sólo puedo decir y desear que seáis muy felices, Graciano, Mari, José Manuel y Manoli, esos duros años de trabajo y esa siempre disponibilidad para todo el mundo, esos maravillosos consejos de esas dos personas que tanto se le echa de menos, vuestros padres, ese matrimonio que siempre tenía esa bonita palabra y esa sonrisa para todo el mundo, Graciano y Salvaldora, unos padres ejemplos, de verdad, es un verdadero placer el poder leer, ese manifiesto de despedida, que me ha llegado al corazón, a veces es difícil entender el no veros en esos despachos y en ese lugar de trabajo en esa calle José Alcántara, pero lo mas importante, es que os merecéis ese descanso, y ya sólo puedo decir que disfrutamos mucho de todos esos manjares que nos ofrecisteis y pudimos probar y termino ya, deseándole al nuevo propietario de esa digna panadería todo lo mejor del mundo, y que Belmez, sea ese lugar elegido donde puedan trabajar recibiendo el cariño y el respeto que se merecen.

Gracias Productos Obrero, por todo lo que nos diste y que fue mucho, gracias de todo corazón.