3 de agosto de 2017 | Daniel Solano
Esa escuela que tanto nos unió en esa amistad
Hay tiempos que siempre perdurará en nuestras vidas, todos aquellos que pasamos esos años juntos en ese grupo escolar nuestra Señora de los Remedios, esos años de la ayuda americana, ese vasito de leche y ese quesito por la tarde, ese mes de Mayo a María, esos cánticos en la escuela, cuanto tiempo pasábamos juntos y cuanto disfrutamos con todo lo poquito que teníamos, pero con una explicación, todo lo repartíamos, ese amigo de pupitre, ese amigo de ese colegio, eran tiempos complicados, pero todos estábamos juntos, han pasado muchos años, y nunca dejamos de acordarnos de esos duros inviernos, formando en la fila para entrar al grupo escolar, esas clases y esos maestros y maestras, D. Antonio Usero,D. Agustin Navas, D. Federico, D. Pedro, D. Emiliano, D. Antonio Sánchez en la biblioteca, y en el grupo de niñas en eso años cincuenta sesenta y mucho, Doña Amalia,Doña Rafaela, Doña María, Doña Manolita, Doña Visi, y bueno mas y mas tarde otras jóvenes que hicieron de ese magisterio algo muy beneficioso para la educación de los niños y niñas belmezanas.
Tiempos de todos que lo vivimos en presente y que no olvidamos, esos días, esos recreos jugando a la pelota sin parar, esa lección junto al maestro alrededor de su mesa, esas, mañanas que tenías que pasar por la cocina hacer la leche el polvo, esos paseos hacia la casa del maestro a por el brasero, esa clases que respiraba amistad y aprendizaje, la verdad, años que nos sirvieron para formarnos, ese grupo de mas mayores que esperaban la salida de clase de mañana, para ellos entrar a esas clases de bachiller, donde se estaban preparando, para su futuro, esas academias y esos otros colegios de esos grandes maestros, D. José Santofimia, D. José Beltrán, Doña Celia y otras clases, sin olvidarnos nunca de ese colegio Presentación de María, cuantas niñas se formaron ahí con las hermanas, ese convento, se cerro demasiado pronto, que gran servicio educacional le dieron a Belmez, de verdad cuando empiezas a recordar a todos estos centros educacionales, a tantos maestros, y maestras, la formación fue siempre una asignatura que nuestro pueblo la aprobó con matrícula de honor, en esos años, ya se ponía esa plaza del santo, llena de jóvenes estudiando para facultativos de minas, escuela de capataces, peritos de minas y hoy ingenieros técnicos de minas, y también de obras públicas, aparte de otras materias, que se dan en nuestra politécnica, para orgullo de Belmez.
Que importancia tiene el tener una formación y la verdad, de eso si podemos presumir, en todas las épocas de la vida de los belmezanos y belmezanas, esta formación, se vio muy bien reflejada en esos trabajos por donde pasaron nuestros paisanos y amigos.
La vida va pasando y desde aquellos años de esos colegios, donde los niños vivimos experiencias nunca olvidadas, ese grupo de niñas, donde los niños mas necesitados podían pasar a comer en ese comedor, como decía eran tiempos difíciles y complicados, nuestro pueblo con una gran cantidad de habitantes, no todos trabajaban en la mina algunos donde podían, ya se empezaba a cerrar todo ese cerco industrial, poco a poco empezó las emigraciones, esos años sesenta fue muy duro y hubo que coger ese tren con variados destinos, la estabilidad económica era muy importante y había con todo dolor para todos en salir de nuestras raíces y ese desgaste en el medio de trabajo, aún después de tantos años, sigue ese maldito éxodo, y no conseguimos salir, y eso que me consta el enorme esfuerzo que han hecho y hacen todos los grupos políticos para sacar este mal para adelante.
Ya termino, diciendo, que en esos años aprendí a querer a lo míos, a sentirme muy feliz de haber nacido en este bello lugar, el haberme permitido compartir con mis amigos del colegio tanto tiempo de juego juntos, el hoy sentirme orgulloso de seguir siendo amigos de todos ellos, de que a pesar de los años que han pasado, no se ha perdido ni un ápice de cariño y respeto por todos ellos, algunos ya me faltan, pero ellos están en mi corazón y siempre estarán, me forme como persona ahí en ese centro escolar, respete a todos mis maestros y de ellos aprendí a respetar siempre, y gracias a ellos, hoy me siento un hombre muy feliz, porque nunca perdí mi cariño por todo este entorno que tanto quiero y que con sólo nombrar BELMEZ,ya tengo bastante.
Desde Madrid, un abrazo a todos mis paisanos en especial a esos compañeros de pupitre de esos años sesenta.