4 de abril de 2017 | Daniel Solano Sújar
Aquellos helados veraniegos
Uno mira hacia atrás y te viene a la memoria tantas cosas y momentos vividos, en esos años de juventud y más mayores, la verdad que esos locales de nuestro pueblo, donde te acercabas y pedías esos helados de turrón de vainilla, de fresa, todos eran buenísimos, ese calor de esos veranos, los podía paliar gracias a estos manjares, siempre de pequeño al pasar por ahí y verlos ,te invitaba acercarte y comprar ese heladito, polo, corte y bueno esos refrescantes, el trato era delicioso por parte de las personas que nos atendían, y todos decíamos lo mismo, que buenos, cuando ibas por la calle y te parabas para ver la película que proyectaban en nuestros cines de verano, del Gran Capitán, cine de abajo y el cine Cervantes, el de arriba, siempre procurabas entrar con ese corte de helado o ese capirucho del Juan el Barquillero y María, ahí junto al edificio del Ayuntamiento, muy cerquita del cine del Gayo, también llamado así, en la calle Real, frente a ese local que en tiempos fue un lugar muy visitado, la papelería PEREA, la abuela de nuestro amigo el Boni, hacía esos helados muy buenos, su paso hacia el parque y el cine de abajo, era un constante llegada de personas para saborear tal manjar, hay que decir, que esos helados eran un privilegio para nuestro pueblo, por esa calidad, a veces cuando hemos probado algún helado en la ciudad donde vivimos, siempre sale esa conversación y ese recuerdo de esos sabores que desde pequeños se quedaron con nosotros.
En esas comentadas tardes de verano, se escuchaba por la calle esa voz de invitación a la compra de esos helados que JUANITO, recorría con aquél carro de mano y ruedas y llevaba esos manjares, por todas las calles de nuestro pueblo, los polos de naranja y de limón, aparte de los cucuruchos y demás, era un placer a esas horas de la tarde llevarte un helado a la boca.
Belmez, tuvo momentos inolvidables, en muchas cosas que ya se perdieron, todas aquellas personas que iban por las calles con sus productos vendiéndolos, esas mujeres y hombres con esos puestos colocados a la entrada del cine, y en muchas calles nuestras, un tiempo donde Belmez, tenía una gran cantidad de habitantes y esa calle Córdoba, ese parque, esos colegios llenos de chavales y chavalas, esa cantidad de actos, y como no, todo lo que suponía tener tanta personas, donde todos tenían su sitio, uno recuerda cómo se ponía esa plaza de abastos en la plaza de la iglesia, ese gran bar, ese ABC, esas tabernas y esas tertulias taurinas, y bueno, nuestra banda de música tocando por las calles y los domingos por la tarde en el parque, esa rondalla ,que recorrían esas calles, tocándole esa serenata a esa preciosa belmezana, esos momentos musicales que siempre nos dejaron esos grupos nuestros Veloces e Imperiales, esos bailes en el gran bar, y en las casetas de nuestra feria, la municipal y la del casino, bueno y ese Recre nuestro dejando esos grandes partidos, de aquellos buques insignias que con ellos empezó ese sentimiento hacia nuestros colores, todos estos momentos vividos por todos, fue consolidándose y hoy ese sentimiento sigue vivo.
Belmez, es algo muy importante para todos nosotros, todos los tiempos pasados y presentes son necesarios para forjarnos más en sentir nuestro espacio en seguir luchando por él, y el estar siempre a su lado en todo momento, nuestro pueblo merece mucho la pena y ahí debemos estar, junto a los nuestros y con ellos para nunca dejar de trabajar por este bello rincón que todos llevamos dentro.
Reitero, todos juntos, y todos somos necesarios, Belmez se lo merece.