4 de marzo de 2017 | Daniel Solano Sújar
Sus manos siempre abiertas
Qué grande es tener la oportunidad de poder comentar todo lo bueno que en silencio hace en ese lugar de su trabajo, hay que decir que siempre es muy importante el tener esa vocación, ese talante y esa disposición, algunos pueden decir que eso va en el sueldo, pero cuando se tiene esas virtudes, esa formación, y como no podía ser de otra forma, esa manera hermosa de trato hacia todas esas personas que conviven a diario en ese centro de mayores, y que se les cuida con el mayor cariño del mundo, esto es obra del personal que trabaja a diario con todas esas personas que necesitan su ayuda, y que las encuentran siempre, cuando tienes a personas de ese nivel de humanidad.
Dicen y se ha dicho siempre, que una buena gestión no es aquella en la que cuadra los números, una buena gestión es rodearse del personal eficiente que hace que todo esté a su punto, que todo este cuidado al máximo nivel, que siempre tengan esa sonrisa en los momentos que se les necesita y esto lo consigue ese grupo humano, que se desviven en sus funciones en esa nuestra entrañable residencia de ancianos Nuestra Señora de los Remedios de Belmez.
Hoy quiero agradecerles a todas esas personas, que en los años que estuvo mi querida madre, fueron cinco años, que residió, ahí y sólo puedo decir, que el trato hacia ella de todo ese personal, fue siempre el digno comportamiento de unas personas entregadas en sus tareas diarias haciéndole la vida todo lo agradable para que los residentes no les faltara de nada.
Desde estas líneas, quiero hacerle un reconocimiento a un hombre que siempre que se le necesita en ese espacio belmezano, siempre acude con todo el cariño del mundo, su sonrisa y su buen hacer es constante, hay personas que por su trabajo son inmensamente necesarias y él por su sencillez y su bondad en la comunicación con esas personas que necesitan esas palabras de aliento, deja esa impronta de una gran persona.
MANOLO BERNARDINO, es ese ejemplo de persona que desde siempre dejó entre las personas que tuvimos esa gran oportunidad de conocerlo y tratarlo, ese mensaje de un comportamiento cívico, ya lo hizo en los años que defendió esa camiseta de los equipos por donde pasó, y en nuestro Recre, supo darnos todo su fútbol, dejándonos momentos irrepetibles, y ese compañerismo inolvidable vistiendo esa camiseta azul blanca.
Manolo Bernardino, es en esa residencia, una persona muy importante, porque su atención hacia los residentes es muy considerada y sólo tengo palabras de agradecimiento por ese comportamiento ejemplar, esto también lo quiero hacer extenso a todas las demás compañeros y compañeras, que en ejercicio de sus funciones son unos verdaderos profesionales, gracias y gracias a todas y todos, por ese servicio ejemplar en esa nuestra residencia de ancianos de nuestro pueblo a favor de nuestros mayores.
Desde Madrid, un fortísimo abrazo para todos.