28 de enero de 2017 | Dani Solano
El amor y el respeto a su escudo
De verdad es un verdadero placer el poder escribir sobre estos grandes jugadores, que en su tiempo y época dejaron un sabor especial defendiendo el deporte del fútbol de sus pueblos y que escribieron grandes páginas deportivas en la historia de esos grandes clubs.
A veces trabajas y trabajas y con ese tesón encuentras a esos chavales nacidos en nuestra comarca y que dejan esa impronta inolvidable durante esos años de actividad, hubo un tiempo en ese pueblo de Peñarroya Pueblonuevo que se formaron grandes jugadores, de la mano de José Pino Ares, como Presidente del Peñarroya C.F., ese estadio de Casasblancas, el buen fútbol se dejaba notar, por ellos felicitar al mencionado presidente y a todos los anteriores y posteriores presidentes, porque de verdad el trabajar en pro de tu pueblo a través del fútbol y otras actividades culturales y demás, hacen grandes a las personas que están ahí y ahí día a día, buscando soluciones para que el fútbol y otras distintas actividades sigan vivas, para todos ellos desde estas líneas mi más sincero reconocimiento.
Hoy quiero con todo respeto y cariño dedicarle este homenaje de reconocimiento a un jugador que amó y respetó esos colores rojo y azul durante todas esas temporadas vividas de una forma muy especial.
Tuve la suerte de enfrentarme a él, ya en mis últimas temporadas con jugador activo en el Recreativo Belmezano, allá por la década de los ochenta-noventa, y mi concepto como jugador de él, es el que creo que es justo, bajo mi punto de vista, VICENTE CALDERÓN FRANCO, era ese clase de futbolista de raza, de temple, de seguridad en esa zona de atrás, valiente en todos los aspectos, rápido en los cruces y un marcador nato, esa clase de jugador siempre le quise tener en mi equipo, luchador, fajador, y con dos bemoles bien puestos, su gran fútbol de marcaje y esas subidas a los córner eran temibles para el equipo contrario, Vicente, era el claro ejemplo de arraigo a unos colores, y eso se dejaba notar en esos largos noventa minutos.
Sus condiciones físicas eran una gran baza a su favor, aparte de esa técnica depurada que tenía, le gustaba sacar siempre que podía el balón jugado desde atrás, esa parcela del área era su zona donde imponía su ley y la verdad que en esos grandes duelos con grandes futbolistas, eran dignos de ver, como he dicho anteriormente, era un jugador valiente y eso se le notaba en el terreno de juego, su calidad la dejaba demostrada en casa, como cuando jugaba fuera, ese escudo lo supo dignificar siempre y es de justicia el agradecerle a todo ese tiempo que le dedicó con todo respeto y abnegación a ese gran escudo de este gran club de fútbol.
Vicente, dejó una huella irrepetible, y sé que esos colores los lleva grabado a fuego en su corazón y eso es algo que toda la comarca futbolera del Guadiato sabemos apreciar, y como no puede ser de otra forma y gracias a este periódico digital Infoguadiato.com el poder hacerlo a través de estas líneas decirte VICENTE, que para mí fue un placer el haber estado en esos terrenos de juego compitiendo junto a ti en algunos partidos de enfrentamiento y que sólo puedo decir, gracias amigo, por todo lo que nos diste y nos regalaste como futbolista y como entrenador en aquella etapa que llevaste los designios del Recreativo Belmezano, desde Madrid, un fortísimo abrazo de todo corazón.