29 de noviembre de 2016 | Daniel Solano Sújar
La sencillez de un gran futbolista
A cuantas personas hemos conocido con estos grandes valores, sencillos, honestos, humildes ,respetuosos y comprometidos con la profesión ejercida, yo diría que por suerte a muchos, y esto sí que es importante, el tener como amigo a esta clase de persona, eso en esta vida, es de un claro ejemplo de haber tenido esa gran suerte, porqué de esos que sus egos, no les dejan ser personas, esos y esas que siempre quieren ser el centro de atención ,de esos es mejor estar alejados, no ayudan a nada, como he dicho sus egos le hacen vivir etapas irreales y a veces es muy triste verlos en esas situaciones, me gustan, esas personas que a pesar de lo grandes que son, tanto en su vida laboral, como en su vida social, son muy cercanos, esos que siempre te abren sus brazos y te ofrecen su amistad de una forma innegable, esos los quiero para mí.
Bueno, hoy de pleno derecho, quiero dedicarle unas palabras en reconocimiento a su labor en aquellos años sesenta-setenta, a una persona humilde, y muy tímida, pero con una clara evidencia de una persona buena, un hombre que es muy querido en nuestro pueblo, tanto él como toda su maravillosa familia, siempre le agradecí, cuando los dos compartimos muchos partidos de aquella época, jugando con aquellas viejas camisetas ,que estaban en aquél cajón de madera, que un día muy lejano, se las ponían grandes jugadores, Germán, Sierra, Antoñin Fernández, Cantero y generaciones y generaciones de chavales que despuntaban por esa etapa nombrada.
Esa calle la mina de Belmez y ese San Antonio, fue un hervidero de muchachos que salían en ese barrio, y en las casas baratas, y cuántos de ellos nos dejaron momentos irrepetibles en esos partidos de entre barrios y en el campo de fútbol, con aquel terreno lleno de taconeras, hierbas, y con sus tapias caídas, y esa grande puerta de hierro, oxidada en la entrada principal, pero cuanto nos gustaba jugar en ese estadio que llevamos en nuestro corazón, me acuerdo cuando por campo a través, cruzaba los trigales y venían de las casas baratas, Nicanor, Vera el pelaillo con todo mi cariño, como le pegaba a la pelota descalzo, los Alcántara, Jenaro Herníca, los hermanos Balsera, ese porterazo Calleja, y un pedazo de jugador y excelente belmezano, JOSÉ LUIS MUÑOZ, cuanto nos dio con su fútbol, pusiera donde lo pusiera, era todo un ejemplo de comportamiento, siempre callado, un defensa muy difícil de pasar, tuve la gran suerte de compartir con él, muchos momentos de fútbol juntos y siempre fue un placer para mi, tenerlo en mi equipo.
Hace unos días, un amigo de mi barrio, que también hemos compartido muchos días de este deporte, me comentaba que le encantaba leer todo lo que estamos haciendo, en ese periódico digital de Infoguadiato.com, el poder exponer esos comentarios y hacerles esos reconocimientos a esos jugadores, que un día se dejaron lo mejor de ellos, defendiendo al equipo de su pueblo, me daba las gracias y me decía que las hiciera extensas a la editorial por ese compromiso desde su dirección en llevar a sus páginas tales comentarios, desde este escrito lo hago extenso y felicito a la editorial por ese gran trabajo en beneficio del fútbol comarcal.
Es para mí un verdadero placer, el poder escribir sobre esta buenísima persona y amigo de la infancia, José Luis Muñoz, nunca dejaré de acordarme ,de cuando llegaba corriendo al campo de fútbol, en esos días de largas jornadas de trabajo, y después de esas horas, se vestía y jugaba a un nivel grandísimo, se ponía las botas y bueno en aquellos tiempos, no había tanto donde escoger, pero la verdad, esas botas sin marcas algunas, con esos spais, y con esa puntera durísima, que cuando se mojaba, o había charcos en el campo, no había quien tuviera huevos de tirar de ellas, y él y Gabriel del Jardín, los dos, eran auténticos jabatos, cuando jugábamos con lluvias y barro.
José Luis Muñoz, es de esa clase de persona, que me encanta saludar ,le tengo un cariño muy especial, dicen, que cuando se comparte momentos dulces de niñez, nunca se nos olvida en la vida, y yo sólo puedo decir que fui un hombre afortunado en mi niñez, en mi adolescencia, en mi juventud y ahora en mi etapa ya de bastante mayor, por poder conservar a todos aquellos amigos como el caso de José Luis, esa bonita amistad, que posteriormente se fue agrandando con sus hijos y demás familia, antes de terminar decirte amigo, que fue un honor el poder compartir contigo esa camiseta de nuestro Recre, y que nuestra amistad siga tan viva como siempre.
Gracias por ser como eres, y gracias por todo lo que nos diste JOSÉ LUIS.
Desde Madrid, un abrazo fortísimo para ti y para toda tu maravillosa familia.