14 de junio de 2016 | Daniel Solano Sújar
Doña Elisa López “la yaya”
Qué bonita es la vida cuando tienes ese gran suerte de poder conocer a personas que te dejan marcado para siempre, personas que siempre tuvieron esa palabra y ese gesto, que hacía que los momentos vividos nunca los olvides. Tiempos inolvidables los vividos en esta ciudad de Madrid, como he dicho antes, esa calle Batalla de Brunete, hoy Rafael del Riego, 36, ahí en esos pisos de la Sociedad Minera Metalúrgica de Peñarroya, vinieron de nuestra tierra y los ocuparon trabajadores, técnicos y administrativos que en eso años sesenta, tuvieron que emigrar a esta ciudad, ya que la vida de esa Empresa en la zona, fue terminando y hubo traslados a otras zonas de este país donde aún seguían vigentes las infraestructuras empresariales de la S.M.M.P. En la calle Alfonso XII, en el número 30 de esa calle, estaban las oficinas centrales de la empresa citada, ahí junto a otros peñarriblenses, el belmezano JOSÉ LORENZO AROCA, empezó a trabajar en los servicios administrativos, hasta su fallecimiento, PEPÍN era un icono en esta ciudad de arraigo a su pueblo Belmez, ahí en esa casa, la palabra Belmez, era el padrenuestro diario, por ahí pasaban, comían y pernoctaban muchos belmezanos llegados a esa casa, lo vi en directo y lo disfruté enormemente, esas puertas estaban abiertas de par en par, el portero de dicha finca, tenía siempre en recuerdo, lo que un día le dijo el añorado Pepín…si viene alguien de Belmez, dile donde vivo, déjelos entrar, esta es su casa de ellos, la verdad podíamos estar contando y contando datos de este inmejorable belmezano, la verdad que todo esto era corroborado por esa gran SEÑORA..DOÑA ELISA, ella su pareja, la yaya de mis hijos, la verdad nunca le podré pagar todo el cariño que le dio a ellos, con ese trato, con esa mirada puesta en ellos, siempre pendiente, cuando mi mujer Mari, los domingos comía e esa casa de su prima Maricarmen a la que adora, hija de este maravilloso matrimonio, por mi motivos futbolísticos ya que viajaba y ella se iba con su tía Elisa, y allí me esperaba hasta mi regreso del viaje ya citado, nuestras continuas visitas a ese hogar eran constantes y muy frecuentes, en uno de los muchos viajes que ellos Pepin y Elisa bajaban al pueblo, una vez vueltos del viaje, nos llamaron, para que pasáramos las tarde a merendar con ellos, mi mujer estaba embarazada de mi hija María, y PEPIN ,me ofreció comer un trozo de morcilla del pueblo que a él le encantaba, con ese poquito de vino de pitarra, comida de los Dioses, decía siempre él cuando tenía esa oportunidad de disfrutar de esos manjares.
Este domicilio fue el lugar donde se formó las primeras reuniones de la que fue después la Gran Familia Belmezana de Residentes en Madrid, ahí se fraguó esa maravillosa idea, de que todos los belmezanos emigrados, nos juntáramos en esta ciudad, y que esta Asociación fuera el nexo de unión entre todos, y también sirviera para ayudarnos los unos a los otros, en esto siempre hacía especial mención Pepín Aroca y Juan Peñalta, acompañado de otros ilustres belmezanos como Saturnino Calvo de Mora, y otros.
En el año 1977 se funda la Asociación Belmezana citada, unos meses antes, en el Mes de Marzo de ese año, tristemente nos dejó PEPIN, muy joven aún, apenas tenía cincuenta y cinco años, un hombre que junto a su mujer, fueron el claro ejemplo de cómo hay que querer a sus paisanos, y siempre mostraron esa sonrisa para todos aquellos que como he dicho antes, llegaban a su casa, mis suegros Juan José Vioque y María Pozuelo, eran íntimos amigos de PEPIN Y ELISA, y sus hijas siempre se dijeron primas, y la verdad que el cariño que se tiene es maravilloso de ver, contemplar, admirar y sin dobleces, auténtico es el sentimiento de amor que nos une por parte de mi mujer y mis hijos hacia ellos y a la vez recíproco hacia nosotros. La vida te golpea y te das cuenta de la gente que tienes a tu lado, y a veces te sorprendes de esa familia qué crees que tienes y todo es ficticio, por eso que suerte tuvieron mis hijos al tener muy cerquita a su yaya ELISA, cuanto disfrutaron de pequeños junto a ella, y nunca olvidaré esa mirada de ternura constante hacia ellos y nunca tuvo una palabra mal sonante a los comportamientos de los críos, que a veces son fuertes, pero ella nunca se enfadaba, siempre una sonrisa un beso lleno de amor, sinceramente yo notaba que en esa mirada hacia ellos, estaba en su mente el recuerdo de la abuela MARI, que no pudo conocerlos, amiga a la que Elisa adoraba, se nos fue muy joven y Belmez perdió a una gran mujer, que a pesar de los años, su recuerdo está presente en la mente de los más mayores, por su calidad humana y por su cariño hacia la gente de su pueblo.
La yaya Elí dentro de poco va a cumplir noventa años, le deseamos de todo corazón que siga viviendo con esa calidad de vida que tiene, y que nosotros desde Madrid, te enviamos por parte de todos nosotros el mayor de los cariño que te mereces, fue un placer siempre el poder haber tenido esa gran oportunidad de disfrutar contigo ELISA, momentos inolvidables, y decirte que te agradezco de todo corazón todo el cariño y el amor que nos profesas y que tus nietos, te quieren cada día mas y mas.
Mi querida MADRE, me dijo un día, niño, dale las gracias a la Eli, por lo bien que se comporta con la María y el Dani, díselo de todo corazón.
Hay personas amigo Navarro, que vienen al mundo ayudar a los demás y en este caso, esta belmezana, afincada ahora en el Puerto de Santa Maria, es merecedora de los más fuertes aplausos, por ese digno comportamiento.
Eli, sabes que te queremos y mucho, gracias por ser como eres.