Dicen que recordar es vivir, los años van pasado rápidamente y las formas de vida van cambiando constantemente las nuevas tecnologías surgen con una velocidad de vértigo que a veces es imposible seguirlas, y ese recuerdo de aquellos años lejanos, siguen ahí algo mas nublosos por el paso de los años, la mente y la brillantez de la memoria te puedan ayudar a ver nítidamente todo lo que ocurría en eso años sesenta.
Gracias a la buena disposición de este fenomenal medio local que nos permite acercarnos para exponer dentro de la libertad de expresión esas vivencias de nuestra zona, esta comarca minera que tiene mucha historia en toda este entorno, aparte de la minería del carbón, orgullo de nuestro pueblo Belmez, también el enorme esfuerzo de esos agricultores en esas huertas cercanas a la vega y el pantano que dejaron unas secuelas de trabajo duro, las inclemencias del clima y esa cantidad de horas trabajadas en las labores camperas que hacían esos hombres de nuestro pueblo.


Hoy quiero comentar la vida laboral de una persona que ya está cercana a los noventa años y que se merece amigo Navarro unas líneas llenas de cariño hacia aquella labor importantísima en aquél tiempo ya que las medidas eran muy justas y tenia que recorrer las calles de nuestro pueblo con aquél carro y su mulo tirando de él y al sonido de su silbato la gente acudía con sus cubos de cinc y otros para dejarlos en las puertas de sus casas y el depositarlo en el carro mencionado, el carro de la basura como se le dominaba en esos años, donde los niños jugábamos hasta apagarse las luces, las niñas saltaban a la comba y ese truco juego preferido para ellas, mientras en chiquerío corría detrás de aquella pelota de goma, la leche en polvo era clásico en las escuelas y ese quesito, de aquella ayuda americana, tiempos donde los mozos sorteaban en el salón de plenos del ayuntamiento, tiempos que sin tener mucho los recordamos siempre por la felicidad de haberlos vividos.
Toda esa comentada labor diaria de el agente de medio ambiente hoy antes era el basurero, había recaído en un hombre bueno, trabajador, siempre dispuesto a ayudar a esas mujeres y hombres de avanzada edad que no podían con aquellos cubos y él les ayudaba a depositar sus pertenencias en esa carro que como he dicho recorría esas calles, la labor muy dura, fueron muchos años trabajando asi, hasta que esas nuevas tecnologías cambiaron esas recogidas, decir que cuando el carro se llenaba las expandía en los terrenos adecuados para así luego las yuntas que araban las tierras esa recolección sólida era muy importante para el abono que mas tarde daba sus frutos.
Esa gran labor social la realizó mucho tiempo el gran QUICO, como se le conoce en nuestro entorno, un hombre humilde, buena persona y que el pueblo de Belmez le profesa un cariño muy especial reconociéndole siempre ese enorme trabajo de esos años que nunca hemos olvidado.
Quico hace un tiempo perdió a su mujer y la tristeza le embarga, estaban los dos en la Residencia nuestra señora de los Remedios de Belmez, él esta de salud conforme a su edad, pero siempre que sale al Gran Bar a tomarse un café, el saludo de todo belmezano es constante, el recuerdo de su trabajo está en la memoria de los que tuvimos esa suerte de poder verlo en directo y comprobar la honradez, y la gran disposición hacia todos sus paisanos en esa dificultosa labor diaria.
Gracias Quico, te deseo lo mejor y desde este pequeño articulo te mando un fuerte abrazo de todo corazón, gracias por ser como eres.