11 de agosto de 2022 | Manuel Villegas Ruiz
Estaba muy a gusto ocupando el sillón de Presidente con la esperanza de que este inmenso fraude jamás se conocería
Roma locuta, causa finita
Esta expresión latina significa literalmente: “Roma ha hablado, caso terminado”.
Allá por el siglo IV de nuestra Era comenzó a extenderse con bastante rapidez la doctrina del monje británico Pelagio que negaba que el pecado de Adán se hubiese transmitido a su descendencia, por lo que el ser humano nacía sin pecado original y, por lo tanto, no era necesario el bautismo.
El Papa Inocencio I condenó esta herejía con tanta energía en el año 417 que determinó a San Agustín a pronunciar esta frase con la que quería decir que por encima de la autoridad papal, no existe otra, y que el Papa tiene la última palabra en los asuntos concernientes a la fe y a las costumbres dentro de la Iglesia Católica.
También se dice que, en la época de los descubrimientos de las tierras americanas, al producirse una controversia entre Portugal y España, para dilucidar hasta dónde llegaría la potestad de cada una sobre las tierras a conquistar, el Papa Alejandro VI zanjó la cuestión indicando la zona de influencia de cada país litigante, que cerró con la frase antedicha.
Con ello se indica que no queda autoridad ante quien apelar, por lo que no existe recurso alguno, y la sentencia es firme en sí misma.
La Audiencia Provincial de Sevilla emitió la sentencia 490/2019 por la que se condenaba a varios ex altos cargos de la Junta de Andalucía por la malversación de los fondos destinados a los EREs, entre ellos a los expresidentes Manuel Chávez, penado con 15 años de inhabilitación, y a José Antonio Griñán castigado a seis años de cárcel y también a 15 de inhabilitación. La Sala II del Tribunal Supremo ha confirmado esta sentencia por lo que debe de cumplirse en todos sus extremos, incluyendo la entrada en prisión de Griñán.
Pues bien Felipe González no está conforme con ella ya que dice que la ha causado “perplejidad y dolor”, pues es un hombre de “intachable integridad moral”, y añade: “Quiero manifestar que si pudiera designarlo hoy para formar parte de un Gobierno de España que yo presidiera, lo volvería a hacer”.
Con estas manifestaciones está conculcando la autoridad del TS, órgano máximo en España para dilucidar un pleito.
No, Felipe no, Las sentencias del TS no se discuten, se acatan y obedecen, y si llegases a ser Presidente alguna vez, cosa que no volverá a suceder, y lo incluyeras entre tus ministros, demostrarías connivencia con su, al menos, falta de diligencia para vigilar el patrimonio de los andaluces y, en este caso, de todos los españoles.
No te podemos pedir mucho ya que la corrupción entró en España, especialmente en Andalucía, durante tu mandato. No olvidamos el “Caso Juan Guerra” y su despacho de los “cafelitos”, donde distribuía prebendas a cambio de “favores económicos”.
Que Griñán no se lucró económicamente de este fondo de reptiles que en primera evaluación asciende a 680 millones de euros (aún no está totalmente valorada la malversación), podemos darlo por bueno, pero sí se benefició de esta situación clientelar que lo mantuvo en el cargo durante el tiempo que fue Presidente (de 2009 al 2014), cobrando el correspondiente sueldo.
La Intervención General de la Junta advertía insistentemente de las continuas irregularidades que se cometían en la administración esos fondos y de que ningún procedimiento era legal, cosa que hizo conocer a Griñán más de una vez.
No actuó para atajar este mal, ¿por qué? Estaba muy a gusto ocupando el sillón de Presidente con la esperanza de que este inmenso fraude jamás se conocería.