2 de junio de 2016 | Daniel Solano Sújar

Un día triste, Nati nos dejó

Un día triste, Nati nos dejó
Un día triste, Nati nos dejó
Ayer nos dejó una mujer a la que siempre recordaremos, hay personas que pasan por esta vida dejando unas cualidades dignas de mencionar, personas que en silencio son parte fundamental del engranaje, y la convivencia de un grupo, personas que siempre tienen esa sonrisa, ese saber estar, esa iluminación en su rostro que todo a su alrededor lo hace más sencillo, una palabra suya es a veces un significado de unión y es una forma más de sentirnos todos muy cerca unos de otros, en todo el tiempo que tuve esa gran suerte de conocerla, me di cuenta la calidad humana de esta inmejorable persona, REDENCIÓN CRESPO VELASCO, natural de Belmez, una mujer que desde muy niña se quedó huérfana junto con su hermana y su vida fue bastante dura, ella por su forma de ser siempre fue muy atendida junto con su hermana y nunca les faltó ese cariño que en esos tristes momentos las dos niñas necesitaban, el cariño de todo un pueblo estuvo ahí junto a ellas, la familia Ramírez, carpinteros belmezanos, eran para ellas algo muy especial, esas niñas fueron parte muy importante en el desarrollo de esos años complicados y difíciles para ellas dos, NATI, como le llamamos todos los componentes de esta gran familia belmezana de residentes en Madrid, era esa persona cercana, amable, cariñosa y muy comprometida con sus ideales políticos, un mujer muy entregada a la ayuda a los demás, de verdad el primer día que la conocí, me dijo..tu eres Daniel Solano Sújar, la miré y la conteste, si..si..ella me dijo, yo viví unos importantes años de mi vida ya de adulta en casa de tu abuela Dolores en la calle La Fuente, viví junto con tu padre y hermanos, tu Abuela a la que siempre querré mucho me dio cobijo y gracias a ella, por su ayuda continua fui haciéndome mujer y me enseño muchas cosas de coser y bordar, de verdad me quedé atónito y me sentí muy feliz, al conocer de cerca esta bonita historia que me contaba NATI.
Un día coincidieron en un viaje a BELMEZ, Nati y mi padre, y al bajarse del autobús a la llegada al pueblo, NATI, le dice a mi padre: tu eres Manuel Solano Murillo, y mi padre la mira, habían pasado cerca de sesenta años y dice si soy yo, entonces Nati le dice yo viví en tu casa cuando éramos pequeños, mi padre, se quedó de piedra y enseguida empezó a recordarla, esta dulce historia me la contó a mi esta gran mujer en la casa de Córdoba, mi padre y ella se abrazaron y lloraron los dos, cada vez que iba a ver a mis padres a su casa aquí en Madrid, siempre me decía, Daniel cuando veas a NATI, dale un beso, de verdad fue una inmensa alegría para mí que ese encuentro tuviera realidad.
Nati, como todos los socios de esta gran familia la llamamos, fue siempre una mujer entregada a su pueblo, en esa calle Norte, muy cerquita de la Plaza España y calle San Bernardo, tiene su casa, ahí vivía junto con su hija Juani, hija que siempre estaba pendiente de su Madre, ella me decía que era muy feliz, cuando tuvo esa gran oportunidad de comprar su casa en el pueblo, ahí en la calle Trajano, junto a la gasolinera, una casa abierta a todo el mundo, de lo misma forma que esta de Madrid, algunas personas belmezanas estuvieron compartiendo domicilio junto con ellas, y la verdad que todo el mundo que la hubiese tratado diría lo mismo que pensamos todos, una mujer entrañable y muy querida por todos.
Los años que fueron muchos y compartimos momentos inolvidables de nuestra sociedad, fueron años importantes de arraigo hacia nuestro pueblo, NATI, le encantaba hablar de ese rincón que tantos queremos todos, nunca faltó a cualquier actividad que de organizara, y a ella todo le parecía bien, jamás un mal detalle, un mala salida, un mal gesto, de verdad, la recordaremos siempre con ese talante y esa sonrisa que nos dedicaba a todos cuando nos veía.
Hay personas que se dejan notar y mucho por ese talante y esa educación que siempre regalan a todos. Una mujer a la que todos sentimos esta gran perdida, esta tarde tendrá su óbito en el cementerio de su pueblo como ella quería, ahí descansara junto a la ladera de nuestro castillo, castillo que ella presumía al enseñarle fotos de nuestro referente a sus vecinos madrileños, vecinos que han sentido mucho su adiós, NATI, dejó plasmado en su vida un comportamiento ejemplar, y ese se deja notar en todos los alrededores de su lugar de origen y de esa calle Norte en ese viejo MADRID, donde era muy querida por todos.
Siempre te recordaré con el cariño que tú te mereces, de la misma forma que tú siempre nos dejabas a todos, en esas multitudes de actividades que vivimos juntos en esta nuestra Gran Familia Belmezana de Residentes en Madrid.
Termino, dándote Juani el más sentido pésame en nombre de todos los que componemos esta Sociedad Belmezana, tu madre siempre estará en nuestras oraciones y plegarias .D.E.P.
 
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