7 de marzo de 2013 | Adalberto García-Donas León
Corazón partido
Este es uno de esos meses en los que dudas sobre lo que escribir en esta columna, donde el espacio se hace sumamente pequeño para contar todo lo que tienes en la cabeza.
A lo largo del último mes, llegada la Semana Santa, las vivencias cofrades naturales en mí, se han ido mezclando con las noticias de los modernos bandoleros y piratas que forman los políticos, empresarios, banqueros y tesoreros particulares, de alto nivel, que escarbes donde escarbes, van saliendo como hongos casi con total impunidad y sin obligación de devolver lo robado. Y si a todo esto le unimos, las andanzas de nuestros ladrones y rateros particulares, los que conocemos todos en Peñarroya-Pueblonuevo, los que de forma descarada y a cara descubierta, van realizando día a día pequeños o grandes robos, según como se mire y siguen estando en la calle a pesar de las decenas de denuncias y detenciones que tienen a sus espaldas, nos damos cuenta que las leyes se están quedando obsoletas para los grandes y para los chicos, haciéndose necesario a marchas forzadas un cambio de las mismas, por las que tanto los unos, como los otros, no piensen que esto es Jauja y van a quedar impunes sus delitos.
Todo ello mezclado en mi cabeza, me hace tener el corazón partido sobre lo que escribir este mes. Por desgracia, visto lo visto, los piratas, bandoleros, ladrones y ladronzuelos van a seguir estando entre nosotros por mucho tiempo y la Semana Santa es algo puntual una vez al año, por lo que me decido terminar esta columna escribiendo con el corazón cofrade, tiempo tendré de seguir incordiando el resto del año con esos otros temas que tanto daño nos están haciendo.
Año tras año, llegada la Semana Santa, vemos los pasos en la calle, las calles llenas de gente, las tiendas como así las quisieran ver el resto del año y los bares con ambiente festivo, pero todo ello no sería posible sin esas personas que de forma anónima, casi invisibles, dedican su tiempo libre a tener todo listo para su salida en procesión con sus respetivos titulares. Desde las Juntas de Gobierno, hasta las última persona activa en una Hermandad, incluyendo a costaleros, nazarenos y madrinas, dan lo mejor de sí mismos, para hacer atractiva la catequesis que van a representar en la calle en vivo y en riguroso directo. Y eso sin contar los miles de puestos de trabajo que generan estas salidas procesionales en España. Si estas personas que quieren pasar desapercibidas en su mayoría, dejaran de trabajar entre bambalinas, en silencio y sin pedir nada a cambio en su propio beneficio, nada de esto sería posible y entonces vendrían las lamentaciones de lo que tuvimos y perdimos por culpa de la incomprensión de unos pocos.
Un DIEZ bien grande para todos estos hermanos cofrades, os lo merecéis.